La plantilla coruñesa de la fábrica que la aluminera Alcoa tiene en A Coruña no está nada satisfecha con el resultado de la subasta de los incentivos eléctricos de la semana pasada y tampoco con la actuación del Gobierno y de la propia empresa antes y durante la celebración de la misma. El comité de empresa de la fábrica de A Grela denuncia el "oscurantismo" que rodea a la compañía estadounidense y cree que en el proceso de adjudicación de las bonificaciones para 2016 pudo haber irregularidades que perjudicaron directamente a la factoría coruñesa, que logró menos incentivos que los que está percibiendo en el presente ejercicio. Los representantes de la plantilla -unos 400 empleados- ven "posibles anomalías" en la adjudicación directa de los tres bloques de 90 megavatios (MW) -los mejor remunerados- a Alcoa y su asignación íntegra a la planta de San Cibrao (Lugo), por delante de las de A Coruña y Avilés (Asturias). Los trabajadores creen que la normativa que regula la puja, publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del pasado 4 de agosto, establece que cada una de las plantas debería recibir uno de esos lotes de 90 megavatios, lo que para la planta de A Grela supondría mejorar considerablemente los incentivos eléctricos de cara a 2016. Por ello, el comité de empresa sopesa impugnar la subasta.

El punto controvertido del BOE al que se agarra la plantilla coruñesa para defender que el reparto de los grandes lotes interrumpibles obtenidos por Alcoa es incorrecto es el siguiente: "En cada una de las rondas de asignación directa se adjudicará un único bloque de producto al punto de suministro que corresponda entre aquellos que disponen de bloques de producto pendientes de adjudicar". El comité de empresa deduce por esta frase que cada planta debería quedarse con un bloque de 90 MW, por lo que ya puso el asunto en manos de un abogado para analizar a fondo la orden que regula la puja y comprobar si es "impugnable". "Si es así recurriremos a la vía administrativa y, de ser necesario, también a los juzgados, porque estamos hablando de nuestro futuro", explica el presidente del comité de empresa de Alcoa A Coruña, Juan Carlos López Corbacho. "No creemos que la empresa pueda asignar directamente los tres bloques a la planta de San Cibrao cuando había otros puntos de suministro [A Coruña y Avilés] interesados en hacerse con ellos", añade el portavoz de la plantilla coruñesa.

El resultado de la subasta dejó a la fábrica de A Grela con menos compensaciones en la factura eléctrica que este año, lo que complica el futuro de la planta, que ya estuvo a punto de cerrar a finales de 2014. Al mal resultado en la puja se suma además el descenso de precio del aluminio en los mercados internacionales, del 25% desde diciembre. Alcoa, sin embargo, aún no comunicó a los trabajadores qué pasará con sus factorías españolas, lo que mantiene la incertidumbre y la tensión entre la plantilla.

El personal coruñés, sin embargo, prefiere no esperar a la decisión que tome la multinacional y comienza a moverse en defensa de los empleos y del centro de trabajo. A esa posible impugnación de la subasta, el comité de empresa suma un nuevo calendario de protestas que comienza mañana mismo con una concentración ante la planta, donde guardará "un minuto de ruido" para reclamar una solución que garantice el futuro de la fábrica.

"No vamos a esperar a la decisión de Alcoa porque la buena fe que dice que tuvo en la subasta la ponemos en cuarentena. El año pasado nos usó para chantajear al Gobierno y ya no nos fiamos. Va a tener que aportar datos porque la planta coruñesa con un bloque de 90 MW ganaría en competitividad", sentencia López Corbacho.

De hecho, el comité de empresa de A Coruña critica la actitud de la aluminera en la subasta y asegura que hubo "competencia desleal" contra el centro de A Grela porque adoptó "una estrategia de grupo" que derivó en la merma de ingresos frente a otras fábricas de la compañía. "La empresa incide en los resultados individuales de cada planta pero es ella la que favorece que una u otra tengan mayor o menor rentabilidad. La fábrica de A Coruña partía de un escenario con incentivos por bloques de 5 MW, por lo que compitiendo por uno de 90 MW mejoraría sí o sí. Pero la propia Alcoa decide que esta planta no puje o no apriete para lograr los bloques grandes pensando en su estrategia de grupo, por lo que no hay competencia", relata el portavoz de la plantilla coruñesa.

La incertidumbre que se cierne sobre las fábricas de la aluminera, asegura López Corbacho, es también culpa del propio Gobierno, por sacar a concurso solo 8 bloques de 90 megavatios -frente al máximo de 13 que podía subastar- y por querer "ahorrar al máximo". "Sobraron casi 50 millones del servicio de interrumpibilidad [había presupuestados unos 550 y se gastaron 502 millones] y es posible que algunas fábricas que quedaron fuera de los bloques de 90 MW acaben cerrando. ¿Qué le importa más al Gobierno, ahorrar 50 millones o evitar el cierre de importantes industrias?", se preguntó el representante de los trabajadores coruñeses.

Ante todas estas "incongruencias", el comité de empresa de A Coruña reclama claridad en el sistema de asignación de los incentivos eléctricos y pretende evitar posibles irregularidades. "Ya que hay un sistema perverso, queremos que se cumplan las normas, que haya competencia real. Si no es así, recurriremos hasta donde haga falta, contra el Ministerio de Industria y contra la empresa. Si tenemos que morir será gritando, atacando", concluyó López Corbacho.

Mientras, Alcoa insistió ayer en que actuó de buena fe en la subasta eléctrica con la intención de lograr los mejores resultados posibles para todas sus fábricas y remarcó que la situación del mercado del aluminio cambió mucho en los últimos meses. Por ello, está analizando la situación en que deja a las plantas españolas la puja de la semana pasada. De momento, aseguran fuentes de la empresa, no hay decisiones tomadas ni previsión de fecha para comunicárselas a las plantillas de A Coruña, San Cibrao y Avilés.