Alcoa sostiene que sus plantas de A Coruña y Avilés (Asturias) son las más ineficientes del grupo aluminero. Así lo trasladó hace casi un año a los representantes de los trabajadores, cuando puso sobre la mesa sendos expedientes de extinción de empleo tras salir mal parada de la subasta eléctrica de 2014. Entonces cerca de 800 personas (la mitad de la factoría de A Grela) se vieron con un pie en la calle. Ya entonces la multinacional reconoció, según ha podido saber este periódico, que "sólo un cambio tecnológico radical" de ambas factorías de aluminio primario las haría competitivas, un argumento que no comparte el comité.

En aquellas reuniones la multinacional americana trasladó, según las mismas fuentes, que sin bonus eléctricos la producción de aluminio primario resultaba a todas luces inviable, pero no solo eso. Ya advertía de que "únicamente un cambio tecnológico radical en la industria del aluminio primario, que implicara un cambio total de su estructura de costes, podría cambiar esa posición competitiva a largo plazo". Alcoa consiguió finalmente interrumpibilidad en una subasta de repesca y continuó con la actividad en 2015, si bien ha vuelto a dejar en el aire qué pasará en 2016. La multinacional echa números tras la subasta de la semana pasada y los trabajadores esperan angustiados la decisión de la multinacional.

El argumento del cambio tecnológico, sin embargo, es calificado de "excusa" por la plantilla coruñesa, que asegura que la compañía apenas invirtió en sus fábricas españolas en los últimos años pese a registrar importantes beneficios. "Desde 2009, tras la adaptación a la normativa medioambiental europea, apenas hubo inversiones", denunció el presidente del comité de empresa de A Coruña, Juan Carlos López Corbacho, que asegura que entre 1998 y 2011 la firma logró unos beneficios de casi 1.500 millones de euros entre las factorías coruñesa y asturiana. "Lo del cambio tecnológico es demagogia, porque supondría una inversión de unos 300 millones de euros y anteriormente no quiso acometer otras de menor calado", explica el portavoz de la plantilla. López Corbacho pone como ejemplo una subvención "que el comité de empresa consiguió" en 2011 para que la compañía pudiese emplear gas en la fundición de la fábrica. "La Xunta aportaba 800.000 euros, Alcoa tenía que invertir 700.000 euros y el uso del gas supondría un ahorro de 500.000 euros al año. Ni así quiso gastarse un sólo euro. ¿Y va a gastarse ahora 300 millones?", apuntó el presidente del comité de empresa de A Grela. "En la construcción del gasoducto de la planta de San Cibrao (Lugo) tampoco puso un duro. Alcoa está acostumbrada a que le regalen todo", abundó López Corbacho.

La plantilla coruñesa asegura además que la propia empresa evidenció el año pasado que el argumento tecnológico es "una burda excusa" porque supeditaba el cierre de fábricas al resultado de la subasta de los incentivos eléctricos. "Cuando nos reunimos con la empresa que hizo el informe sobre las debilidades de las fábricas de A Coruña y Avilés, que en teoría avalaban su cierre, nos dijo que la tecnología era la clave. Pero le preguntamos si la planta de San Cibrao -con tecnología más moderna- cerraría si no hubiese conseguido los bloques interrumpibles de 90 megavatios, y nos aseguró que sí. La clave es la energía, no la tecnología", sentenció López Corbacho.

¿Pero en qué se basa Alcoa para aseverar que A Coruña y Avilés están a la cola del grupo en rentabilidad? Lo que defiende es que sendas factorías tienen las siguientes desventajas: una estructura de costes menos eficiente derivada de una tecnología menos moderna (la Soderberg frente a la de precocido que utiliza San Cibrao), su menor tamaño (A Coruña tiene una capacidad de 98.000 toneladas al año, si bien este año se encuentra al 74% de actividad) y una mayor dependencia de los costes de la energía eléctrica (la luz representa el coste más importante en la producción, en torno al 45%).

¿Y por qué es menos eficiente la tecnología Soderberg? Porque produce menos toneladas métricas diarias por cuba, requiere de más personal y conlleva un mayor consumo energético. De hecho, desde hace años se viene produciendo un proceso de sustitución de la tecnología Soderberg por la de precocido a nivel global. Fuentes del sector aluminero confirmaron a este diario que de la decena de plantas de aluminio primario que conserva Alcoa en todo el mundo sólo tres mantienen esta tecnología que la multinacional tacha de obsoleta: A Coruña, Avilés y Lista (Noruega). Fuentes sindicales sostienen, en cambio, que la tecnología Soderberg incrementa solo un 4% la factura eléctrica respecto a la de precocido. Y no sólo eso: "La planta de Lista es la que viene teniendo mejores resultados del grupo, tiene tecnología Soderberg y es tan pequeña como la nuestra. La única diferencia es el precio de la energía, ese es el verdadero problema", recalcan fuentes sindicales.

El presidente de Alcoa España, Rubén Bartolomé, activó todas las alarmas hace unos días, cuando trasladó a los comités de empresa de las fábricas españolas que la situación se ha agravado con la constante caída del precio del metal y con la invasión del mercado por parte de China. Entonces ya advirtió de que ni unos buenos resultados en la subasta eléctrica aseguraban el futuro de las plantas. Pero Alcoa ya preveía todo esto hace un año, cuando amenazó con los cierres de A Coruña y Avilés.

Según pudo saber este diario, entonces sendos factores ya se encontraban entre las previsiones del sector, en general, y de Alcoa, en particular. Esa previsión incluía un crecimiento de China del 44%, que acapararía alrededor del 68% del crecimiento global del consumo de aluminio. La compañía ya esperaba hace un año que se incorporasen en cinco años 13,3 millones de toneladas adicionales de capacidad al mercado, de las que casi el 90% corresponderían a China. Y también que todo eso acarrease una caída del precio del aluminio.

A todo esto se suma la demanda de Alcoa de un marco energético estable y a largo plazo dados los altos precios de España. El elevado coste de la luz no es el único escollo que afronta la planta coruñesa, pero sí el más importante, según las fuentes consultadas.

Precisamente, el diputado de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) reclamó ayer en el Parlamento cambios en el modelo energético y acusó al director xeral de Enerxía de la Xunta, Bernardo Tahoces, de desentenderse del problema al apuntar a "China y la cotización del aluminio en los mercados internacionales" como los únicos problemas que amenazan el futuro de la planta de A Grela. Tahoces sostuvo que la Xunta "llega donde puede llegar" en la defensa de los empleos de las plantas gallegas de Alcoa.

Mientras, el PSOE presentó una proposición no de ley en el Congreso en la que denuncia que el sistema de subastas de interrumpibilidad no cubre las necesidades de las empresas electrointensivas y propone modificar el sistema para hacer pujas que tengan una vigencia de tres años y cuenten con un presupuesto anual de 600 millones.