La historia se repite en las fábricas de Alcoa de A Coruña y Avilés (Asturias) tras la subasta de los incentivos eléctricos para 2016. Sobre las dos pesa la amenaza de cierre, igual que el año pasado, algo que "indigna" a la plantilla al entender que en cuanto la aluminera se encuentra algún obstáculo en su actividad "usa a los trabajadores como rehenes" para mantener sus "privilegios" en España y seguir "engordando" sus cuentas. El comité de empresa de la planta de A Coruña asegura que la aluminera hizo un "negocio redondo" con la adquisición de la firma pública Inespal en 1998 y que, desde entonces, disfrutó de importantes privilegios que le permitieron obtener grandes beneficios "que no invirtió en la modernización de sus plantas españolas". Por este motivo, considera que si las fábricas de A Coruña y Avilés son menos eficientes es "por decisiones de la propia empresa" y sostiene que habría que cambiar el sistema de asignación de los incentivos eléctricos para que incluya "compromisos de inversión y de mantenimiento del empleo" con la finalidad de que las empresas "no abandonen el país al primer revés que se encuentren en su camino".

El "negocio redondo" de Alcoa desde su llegada a España se resume, según el comité de empresa de la planta de A Coruña, en los siguientes puntos:

►Adquisición de Inespal. La plantilla coruñesa de Alcoa denuncia que la compra de la empresa pública Inespal -con 10 centros de trabajo en España- por la multinacional aluminera en 1998 fue "un chollo". El precio de venta se fijó en 383 millones de euros y el acuerdo incluía algunas garantías como que Alcoa debía invertir casi 400 millones de euros en la compañía en los siguientes 10 años y que tendría que mantener la plantilla de Inespal, que en ese momento contaba con 4.674 trabajadores. Con el paso de los años, aseguran los trabajadores, las inversiones no llegaron y la plantilla se redujo considerablemente. De hecho, buena parte de las plantas de Inespal fueron vendidas, hasta el punto de que ahora solo quedan tres: la de A Coruña, la de Avilés y la de San Cibrao (Lugo).

Pero la cláusula más beneficiosa para la firma estadounidense establecía que tendría derecho a recibir una contraprestación económica de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) por el incremento del precio de la energía en los siguientes 15 años, con el tope máximo del precio de venta de Inespal (383 millones de euros). "Antes de alcanzarse el plazo establecido, que concluía en 2013, la SEPI ya devolvió a Alcoa todo lo que había pagado por la empresa, por lo que se puede decir que el grupo Inespal fue regalado a la multinacional estadounidense", explican fuentes del comité de empresa de la fábrica de A Grela.

►Ingentes beneficios. Los trabajadores coruñeses aseguran que desde que Alcoa llegó a España el grupo obtuvo importantes ganancias. Sólo entre las fábricas de A Coruña y Avilés -las dos sobre las que pesa la amenaza de cierre tras el resultado de la subasta de los incentivos eléctricos de la semana pasada-, la compañía ganó 1.492 millones de euros de 1998 a 2011. La plantilla del centro coruñés considera "especialmente sangrante" el caso de 2011, en el que la firma obtuvo unas ganancias de 406 millones entre las dos factorías y al año siguiente presentó un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal de un año ante la "previsión de pérdidas y la reducción de la producción mundial" anunciada por la propia compañía, a lo que se sumaba "la incertidumbre por la finalización del contrato de energía el 31 de diciembre de 2012". "El ERE empezaba en abril y por entonces los trabajadores no sabíamos que en 2011 la empresa había ganado más de 400 millones de euros. Las autoridades laborales aprobaron el expediente de regulación temporal teniendo en cuenta sus previsiones, pero las previsiones de Alcoa fallan más que una escopeta de feria", critica el presidente del comité de empresa de la fábrica coruñesa, Juan Carlos López Corbacho.

Los trabajadores defienden que las plantas españolas pueden ser rentables y consideran que Alcoa "llora" en cuento deja de obtener los "ingentes beneficios" de años anteriores. "El año pasado la factoría de A Coruña, al 60% de actividad y en una situación de mercado calificada como 'mala', ganó 2,5 millones. Lo que demuestra que es rentable", apunta el portavoz de la plantilla. "Lo que pasa es que la empresa quiere ganar siempre y en cuanto registra pérdidas hace lo posible para que le resuelvan el problema", denuncia López Corbacho.

►Inversión inexistente. Los sindicatos sostienen que la empresa apenas realizó inversiones desde que entró en el negocio del aluminio en España. Las más importantes, remarcan, fueron "obligadas", para cumplir con la normativa medioambiental europea. De hecho, denuncian que la aluminera no acometió otras inversiones que le podrían haber reportado importantes beneficios. "A Coruña firmó en 2011 un Plan de Competitividad para reducir los costes en 5 millones de euros al año y la dirección lo incumplió. Las inversiones eran mínimas, la mayoría subvencionadas, y debían acometerse en un año en el que la compañía obtuvo 406 millones de beneficio", lamenta el comité de empresa. "Parece que todo el dinero que gana aquí lo lleva para fuera porque ese mismo año Alcoa Inespal concedió créditos a otras firmas del grupo por casi 420 millones. Una muestra más de que no invierte porque no quiere, no porque no pueda", añade.

Otro ejemplo del "nulo interés" de la compañía por invertir en España y mejorar la rentabilidad de sus plantas es la conexión de gas en la planta de A Grela. El uso del gas en la fundición supondría un ahorro anual de 500.000 euros al año y costaba 1,5 millones de euros: 800.000 euros subvencionados por la Xunta y 700.000 que debía aportar la multinacional estadounidense. Finalmente el proyecto, planteado también en 2011, se quedó en nada.

►Decisiones perjudiciales. La plantilla coruñesa también considera que algunas decisiones adoptadas por Alcoa perjudican a las plantas españolas. Una de ellas se produjo el año pasado, cuando en la subasta de los incentivos eléctricos para 2015 la compañía elevó de 110 a 120 los megavatios interrumpibles ofrecidos desde A Grela. Esta decisión provocó que la planta tuviese que elevar su capacidad desde el 60% que tenía en 2014 al 74% de la actualidad. "Este incremento se produjo pese a que la empresa estaba obteniendo menos ingresos por la interrumpibilidad y a que había una previsión de que el precio del aluminio bajaría este año al haber más producto en el mercado. Algo que, sin duda, reduce considerablemente la rentabilidad de la fábrica coruñesa", denuncia el comité de empresa de Alcoa.

►Beneficios sin compromisos. La plantilla también denuncia que la aluminera se benefició en los últimos años de unos incentivos en la tarifa eléctrica que no repercutieron en inversiones en las fábricas españolas, por lo que pide que se cambie el sistema y las empresas beneficiarias de estas primas tengan que presentar un plan industrial a largo plazo con inversiones y compromisos de mantenimiento del empleo.