Isidre Fainé acudió ayer al congreso empresarial como presidente de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), y no tanto como el líder de CaixaBank. Por eso su intervención fue más parecida a la de un experimentado coach que a la de un alto ejecutivo de banca. De lo económico se limitó a destacar que hay "bases sólidas" para la recuperación y que la asignatura pendiente de la economía española es y seguirá siendo el paro. Ante ese panorama, en el que España, dijo, tiene abiertas, muchas oportunidades, Fainé ve posibilidades de éxito en un mundo global si los directivos españoles ejercen el liderazgo "con alma", lo que tradujo en una "entrega total de vosotros mismos" para generar "confianza, estabilidad, respeto y esperanza".

El también presidente de CaixaBank advirtió al auditorio que el directivo de hoy se enfrenta a un paradigma en el que cada minuto recibe una ingente cantidad de información, afronta un entorno de permanente cambio e interactúa y hace negocios con personas de "perfiles, entornos y culturas" distintos a los propios. Y su diagnóstico no pudo ser más tajante: quien no afronte esa realidad con una actitud abierta y activa se verá confundido, desbordado y paralizado.

La receta de Fainé para afrontar ese entorno es contar con directivos que tengan una mente disciplinada, que analicen y maduren las decisiones y esperen el momento oportuno para actuar. Deben además tener clara la jerarquía de necesidades y ser creativos e inconformistas para desarrollar enfoques nuevos. El modelo a seguir debe ser además el de un jefe respetuoso para entender la diversidad de sus colaboradores y ético, con compromiso y responsabilidad con los demás, pero también poder motivar y lograr que sus equipos se impliquen para que liberen su potencial.

Adiós al mando coactivo

"El modelo que defiendo -dijo- no es manipulador ni coactivo, sino que atiende a la naturaleza del ser humano y sabe sacar lo mejor de cada uno". Pero además de todas estas cualidades, el ejecutivo llamado a triunfar, según Fainé, es aquel suficientemente modesto para "aprender de los demás" y que tiene unos valores que son coherentes con los de su empresa. "Así como ganarse la autoridad puede ser un proceso largo, ésta se puede perder fácilmente si se usa incorrectamente y ocurre en al menos cuatro casos; cuando no se da una explicación clara o entendible; cuando no se hace un uso justo del poder; cuando se hace un uso inútil del poder; o cuando no se hace uso del poder en los momentos en que éste debiera ejercerse", advirtió.

Si Fainé se encargó ayer de dar su receta sobre las características que debe reunir un directivo para triunfar en un mercado global, el congreso ofreció una serie de mesas redondas sobre temas concretos de actualidad, como la innovación, en las que se sentaron responsables de algunas de las firmas españolas con más experiencia en eso de aplicar el conocimiento para hacer las cosas de forma diferente y generar un valor extra. Los invitados a esta mesa redonda fueron el consejero delegado de Telefónica, José María Álvarez Pallete; la directora general de Fujitsu para España, Ángeles Delgado; el consejero delegado de Abertis Infraestructuras, Francisco Reynés y la presidenta de la fundación Cotec para la innovación, Cristina Garmendia.

Los cuatro defendieron la necesidad de innovar no sólo en el producto o el proceso de producción sino también en la organización de la empresa y hasta en el modelo de negocio. Álvarez Pallete destacó que en su sector la innovación "ya no es una opción, sino una obligación" y aseguró que no hay ningún aspecto de la vida humana que no tenga que ser modificada en el futuro. El número dos de Telefónica explicó que España ha pasado de ser el sexto país de Europa en conexión por fibra a ocupar el primer puesto. "Telefónica es la tercera empresa de telefonía que más invierte en red y en Europa seguramente será la primera", añadió.

Transferencia tecnológica

Ángeles Delgado destacó el lugar que ocupa España en los rankings mundiales de innovación -entre el puesto 22 y el 39, según la fuente- la sitúan en una posición "en la que no debería estar", y que relacionó con la baja inversión pública y privada en I+D. Delgado destacó que España cuenta con empresas muy innovadoras, como CaixaBank e Inditex y que cuenta con "muchísimo talento investigador", aunque, lamentó: "Tenemos que hacerlo trabajar para producir más", en referencia a la transferencia de tecnología. "¿Estamos a tiempo?", se preguntó. "Sí, pero debemos trabajar unidos", dijo. Cristina Garmendia apostó no sólo por innovar en las empresas sino también en el ámbito social e incidió en la necesidad de intervenir en el ámbito educativo. "No estamos preparando a los jóvenes creativos e innovadores que necesitamos" y puso como ejemplo a países como Corea del Sur, con un índice de transferencia de conocimiento y patentes muy superior al español, y a México o Colombia, "que vienen por detrás pero que tienen muy interiorizada esa necesidad de cambio".

Francisco Reynés, por su parte incidió en que la innovación no significa solo éxito. "La necesidad de innovar va asociada al riesgo. Si hay algo que necesitamos cambiar en nuestra cultura es el penalizar el fracaso. Tenemos que incentivar, con un riesgo controlado, la asunción de alternativas y la experimentación de otras opciones. No hay innovación sin fracaso", destacó.