El que durante 17 años fue consejero delegado de la operadora gallega de cable R, Arturo Dopico, abandona la compañía y el pasado lunes se lo confirmó a la plantilla en una larga carta de dos folios en la que reconoce el trabajo de sus colaboradores y del equipo humano de R y les anima a seguir demostrando su valía ante los nuevos dueños. Quizás lo más importante de la misiva es la sucinta pero muy reveladora explicación a su marcha. Dopico expone en el segundo párrafo del escrito que su decisión de dejar la empresa viene de antiguo, del pasado verano, cuando Euskaltel llegó a un acuerdo con los accionistas de la cablera gallega -el fondo CVC Capital Partners (70%) y Abanca (30%)- para comprarles su participación e integrar ambas compañías para constituir un gran operador líder en el Norte de España.

Su explicación da a entender que el consejero delegado permaneció ajeno a las negociaciones entre los accionistas hasta el final, y que se enteró cuando la operación estaba cerrada, a inicios del pasado verano. "Y al día siguiente decidí irme", dice Dopico, que trasluce así un disgusto con la operación o con el papel que Euskaltel podría reservarle. Y es que el primer ejecutivo de una compañía absorbida rara vez mantiene su puesto tras la integración en otro grupo, pero además el director general de Euskaltel, Fernando Ojeda, tampoco evitó las especulaciones cuando en una reciente entrevista advirtió de que la continuidad de Dopico dependería de si el directivo quería estar "integrado en el nuevo grupo, donde pueda encajar en la estructura".

Arturo Dopico no era partidario de una fusión con otra operadora local y un año antes de cerrarse la negociación entre R y Euskaltel defendió en una entrevista que la integración de las cableras del norte carecía de sentido por la ausencia de sinergias, pero sobre todo porque no entendía que la operación tuviese "racionalidad económica".

El máximo responsable de la gestión de la firma gallega reconocía sin embargo que su entonces principal accionista -el fondo CVC Capital Partners- había intentado hacerse con Telecable y Euskaltel en 2010, una operación que sin embargo no fraguó. Dopico alegaba hace año y medio que hace cinco años las cuentas de resultados de las operadoras justificaban estos movimientos que actualmente no veía ya razonables.

El consejero delegado de R reconocía que ante una oportunidad, la cablera gallega jugaría sus cartas pero daba por seguro que CVC agotaría el plazo medio de permanencia en las empresas por las que apostaba, de diez años, que se cumplirían en 2020. "No hay conversaciones con nadie ni un plan para que las tengamos a corto plazo", aseguraba.

Dopico no veía sinergias que el presidente de Euskaltel, Alberto García Erauzkin, destacó como un aliciente a la integración de las dos firmas en la que, la firma vasca insiste, no se prevén despidos. Este diario intentó ayer de nuevo sin éxito confirmar la marcha de Dopico, pero fuentes de la cablera evitaron confirmarla o desmentirla.

La salida del consejero delegado de R se produce cuando los directivos de Euskaltel están a punto de mantener un encuentro con representantes de la plantilla, que se producirá con toda seguridad esta semana, según aseguraron fuentes sindicales.