La agencia de calificación de riesgos Fitch ha mantenido la calificación de la deuda soberana española en aprobado alto con perspectiva estable (BBB+), al asumir que la mayor "incertidumbre política" no hará "descarrilar" el crecimiento económico y que Cataluña seguirá perteneciendo a España.

En su revisión de la nota española, la agencia resalta, no obstante, el riesgo de que se debiliten las dinámicas de reformas y consolidación fiscal al haberse incrementado, tras las elecciones del 20 de diciembre, la posibilidad de un gobierno apoyado por elementos políticos "más radicales".

Por ello consideran que, desde su última revisión en octubre, los riesgos de un periodo de incertidumbre prolongado o de un gobierno inestable se han elevado.

Según Fitch, la composición del próximo ejecutivo sigue siendo incierta, con varias posibilidades abiertas, incluidas unas nuevas elecciones.

En cuanto a la situación en Cataluña, su escenario base es que habrá un acuerdo entre Madrid y Barcelona para acometer reformas regionales y para una mayor autonomía de Cataluña dentro de España.

A pesar de que recuerdan que una independencia completa de Cataluña no es posible según la constitución española, destacan que "los recientes acontecimientos subrayan nuestra visión de que será un proceso desafiante".

A su juicio, la decisión del parlamento catalán de iniciar un proceso de independencia, que fue confirmado por el nuevo presidente catalán, Carles Puigdemont, recuerdan, añadió incertidumbre política.

"La incertidumbre en torno a las futuras relaciones entre Cataluña y el resto de España podría dañar la confianza económica y la inversión", recalca la agencia, para la cual la independencia tendría un impacto negativo en la deuda española.

En todo caso, Fitch asume a la hora de evaluar la calidad crediticia del país que lo que existe es una presión para una mayor autonomía catalana, perspectivas de acuerdo y una potencial deslocalización financiera durante la transición hacia un nuevo pacto.

Además, según Fitch, tanto el país como la eurozona lograrán evitar una deflación duradera, con ayuda, entre otros, del programa de compra de activos del Banco Central Europeo (BCE), si bien el riesgo de deflación podría intensificarse en caso de nuevos "shock" económicos, alertan.

La tercera suposición que esgrime la agencia en su análisis para mantener la nota española es que las actuales políticas para el equilibrio fiscal se mantendrán en su mayor parte, con un posible superávit primario del 0,1 % del Producto Interior Bruto (PIB) en 2017.

Para la agencia, España se está beneficiando de un fuerte crecimiento cíclico, con un crecimiento del PIB del 3,2 % en 2015 -así lo ha adelantado hoy el Instituto Nacional de Estadística (INE)-, el mayor entre las mayores economías de la eurozona.

Los motivos los encuentra Fitch en la demanda doméstica y un mercado de trabajo cada vez más fuerte, a pesar de un alto nivel de desempleo, así como en la confianza de los consumidores, los bajos precios del petróleo y la mayor facilidad para el crédito.

Según la agencia, el crecimiento del PIB español será del 2,6 % en 2016 y 2.3 % en 2017.

En cuanto al déficit público, calculan que será del 3,5 % en 2016 y del 2,9 % en 2017, con una deuda pública que llegará al 100,2 % del PIB este año (frente a la media del 42,7 % de otros países calificados con aprobado o BBB).

A su vez, el sector financiero, para Fitch, ha continuado su recuperación, con ayuda del fuerte crecimiento económico y de la estabilización de los precios de la vivienda.

Fitch se muestra dispuesta a mejorar la deuda española si se reduce el déficit y la deuda pública, si mejora de la balanza de pagos o si hay mayor confianza en un crecimiento sostenido, sin crear desequilibrios macroeconómicos, y apoyado en reformas estructurales.

Por el contrario, advierte de que un periodo prolongado de incertidumbre política, un gobierno inestable o un crecimiento de las tensiones entre Madrid y Cataluña podrían suponer una revisión a la baja de la nota de la deuda soberana.