Los representantes de la Asociación Gallega de la Empresa Familiar aseguraron ayer en A Coruña que este tipo de negocios tienen "más dificultades para sobrevivir" en Galicia que en otras comunidades y expusieron la necesidad de pensar en "protocolos de sucesión" para garantizar su continuidad. La vida media de la firmas familiares gallegas es de 33 años y, según el presidente de la organización, Emilio Pérez Nieto, "a la tercera generación" suelen disolverse muchas de ellas, por desavenencias entre sus miembros o por otros asuntos. Entre ellos, destacó el impuesto de sucesiones, por lo que exigió su eliminación. "Es un gravamen disuasorio, se paga varias veces por muchos bienes que ya tienen gravamen especial", sentenció Pérez Nieto.

Sobre el debate de si se deben subir los salarios de los trabajadores para impulsar el consumo y la economía, los representantes de la Asociación Gallega de la Empresa Familiar defienden que si se mantiene la inflación negativa en el futuro -como en los últimos meses- el poder adquisitivo de los trabajadores sube. "Lo importante es elevar la productividad", aseveraron.

En cuanto a la situación política en España, los empresarios creen que no favorece la confianza de los inversores, "pero la situación global tampoco".