Si echamos la vista atrás cuarenta años, vemos cómo en España se trabaja una media de 20 años menos. Esta reducción de la vida laboral contrasta con el aumento del tiempo de percepción de las pensiones. En concreto, en la actualidad se percibe la pensión 10 años más que hace cuatro décadas. Esto se traduce en una incorporación más tardía a la vida laboral y al crecimiento de la esperanza de vida.

Esta situación ha venido propiciada por el crecimiento económico y demográfico que ha experimentado el país en las últimas décadas. Estos dos factores permitieron la sostenibilidad del sistema hasta que éste empezó a estar en peligro. El sistema público de pensiones empezó a plantear serias dudas sobre su sostenibilidad y con este escenario llegaron las reformas implementadas en los últimos años.

Reforma de las pensiones

El objetivo de las últimas reformas de las pensiones han ido orientadas a corregir el desequilibrio entre envejecimiento de la población y reducción de la vida laboral. De ahí, el retraso progresivo de la edad de jubilación hasta los 67 años, la ampliación a 25 del número de años para el cálculo de la jubilación, la modificación de la base reguladora, el endurecimiento del acceso a la jubilación anticipada, la incentivación de la prolongación voluntaria de la vida laboral o la introducción del factor de sostenibilidad.

Como consecuencia de estas reformas, el valor real de la pensión irá disminuyendo a medida que los pensionistas vayan envejeciendo. A su vez, con la nueva legislación la actualización de las pensiones no se vincula con el IPC sino con el equilibrio o desequilibrio entre gastos e ingresos.

En España, más de 9 millones de personas perciben alguna pensión pública y uno de cada cuatro ciudadanos depende de estas ayudas como su fuente principal de ingresos. La cifra de pensionistas crece sin parar y se trata de una tendencia que va claramente al alza.

Evolución del número de pensionistas

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FUENTE: INE.

De esta manera, los datos apuntan a que el peso de la población jubilada aumentará un 70%, mientras que las pensionesy un 35% en 2050.

Gasto en pensiones

Los datos planteados anteriormente dejan claro que el gasto del Estado en pensiones tiene que ser muy elevado. En concreto, el gasto en pensiones públicas asciende a 127.000 millones de euros. De éstos, 112.000 millones se destinaron a pensiones contributivas de la Seguridad Social, 12.700 millones fueron para las pensiones de los funcionarios y los 2.300 millones restantes va dirigido a pensiones no contributivas.

Gasto del Estado en pensiones

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FUENTE: Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas).

Diferencias entre pensiones contributivas y no contributivas

  • Prestaciones contributivas: son aquellas que cobran las personas que llevan un tiempo cotizado en la Seguridad Social. El importe de estas pensiones se calcula en función de las aportaciones del trabajador o del empresario durante un período de tiempo determinado. Las prestaciones contributivas son las de: desempleo, jubilación, maternidad o paternidad.
  • Prestaciones no contributivas: son las que reconocen a las personas en situación de necesidad o falta de recursos. En este caso, no se basan en el tiempo cotizado a la Seguridad Social. Para solicitar esta ayuda la persona debe residir en España y contar con unas rentas dentro de los límites reglamentarios. Este tipo de prestaciones son, por ejemplo, las de invalidez.

Recomendaciones de los expertos

Para corregir este gasto y afrontar estos desequilibrios los expertos recomiendan recaudar más impuestos y elevar las cotizaciones de los trabajadores. En concreto, las recomendaciones apuntan a aumentar la proporcionalidad entre las cotizaciones y las prestaciones. Para ello, proponen prolongar el período para calcular la pensión inicial a toda la vida laboral. En la misma línea, se plantea un cambio hacia otro modelo que vincule más estrechamente la pensión percibida con las cotizaciones.