Antonio Fontenla Ramil lleva tres décadas en cargos de representación patronal. Es el directivo que lleva más años consecutivos en la Ejecutiva de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), representó a los empresarios de la construcción en la provincia, la comunidad, el país y hasta en Europa y parece dispuesto a continuar muchos más "al pie del cañón". El pasado 13 de junio la asamblea de la Confederación de Empresarios de A Coruña lo eligió para su quinto mandato y no descarta llegar al sexto.

-Si se cumple el guión, va a cumplir 20 años al frente de la patronal coruñesa?

-Si Dios y la asamblea de la CEC quieren los cumpliremos, sí.

-¿Se ve con fuerzas para otros diez?

-¿Me nota bien?

-Perfectamente

-Hay muchos precedentes porque la Confederación de Empresarios de A Coruña sólo tuvo tres presidentes; Pucho Mantiñán, que la dejó para irse a la gallega; Pepe Freire, que estuvo 16 años y tuvo un problema grave de salud y yo. La verdad es que me encuentro bien, la gente me lo pidió y aquí me tiene.

-¿Experiencia es un grado?

-Bastante. Esto es muy difícil de conocer porque es un cargo a medias entre la empresa y la política y yo llevo muchos años. Tengo una trayectoria larga. Tuve que dejar la confederación europea de la construcción y venir porque había problemas con Pepe Freire. Mi puesto no estaba aquí, nunca habría competido con mi antecesor. Estaba previsto que sucediera a mi gran amigo José Antonio Quiroga y Piñeyro [expresidente de la Cámara de Comercio], pero las circunstancias me obligaron, me liaron en la gallega y al final ya ve.

-Es casi una rara avis en estos tiempos en que las instituciones tradicionales pierden capacidad de representación o reconocimiento, como los sindicatos, los partidos. ¿Los empresarios son más??

-Entré en la directiva de la CEOE en 1986. La CEOE de antes tenía mucha más influencia que ahora. Hubo presidentes de Gobierno que pasaron mucho tiempo allí y se negociaba mucho más. Cada vez se va diluyendo más. Tenemos una ventaja; llevamos muchos años en la Confederación de A Coruña sin escándalos ni problemas. ¡Y mire que ha habido problemas! Se mantiene un respeto institucional con los poderes, colaborando y criticando cuando hay que criticar.

-Así que de momento es inmune a la desafección.

-Total. Inmune (risas). A Coruña ha estado siempre en una línea de absoluta tranquilidad. Ojalá dure.

-¿Se ve otra vez presidiendo la patronal gallega?

-Noooo. Nunca más.

-Ya sabe: Nunca digas nunca.

-Nunca más. Alguna oportunidad he tenido. Entré en la CEG porque había un gran problema económico y entre comillas fue obligado. Dije que no tres veces a una persona que no se le podía decir no nunca y a la cuarta no me quedó más remedio. Estuve ahí y mi época ahí está y como dice el refrán malo vendrá que bueno te hará. Estoy ahí para colaborar con el que esté y ayudarle en todo lo posible. Cuando tuviste que dirigir una CEG asolada, algo sabes de cómo hacer las cosas.

-Hay más colaboración ahora que con Alvariño.

-Eso fue un error. Actuó contra A Coruña y A Coruña no podía tolerarlo. No fue nada personal, de hecho una de las llamadas que recibí al día siguiente de la asamblea que me nombró aquí, fue de José Manuel Fernández Alvariño para felicitarme y se lo agradecí. Le dije muchas veces lo que creía que había que hacer. Tuvimos muchas reuniones con los otros vicepresidentes de testigos en las que se terminaba diciendo sí sí, pero a la hora de la verdad no era sí sí. En una de ellas, con todos los presidentes le dije: "Yo no lo puse y no te voy a echar".

-¿En qué actuó contra A Coruña?

-Lo primero que se hizo fue dejarnos de lado en el reparto de todos los cargos, ponencias y comisiones? Cuando es la provincia más importante, la que lleva más tiempo y con más colaboraciones. No se contaba con A Coruña, se venía aquí sin hablar con nosotros. El presidente de la CEG es un servidor de los provinciales, no el jefe.

-Sin ser presidente de la patronal gallega sigue teniendo un peso específico?

-El que me da tener el 43,5% del PIB de Galicia, es masa laboral.

-Pero desde que se fue no hay un presidente de consenso. Alvariño no consiguió aprobar el presupuesto, pero a Antonio Dieter Moure tampoco le va bien..

-Dicho así? Con Alvariño no se aprobó el presupuesto porque tenía un coste exagerado y en la asamblea cuando preguntamos por qué ni el auditor ni nadie nos supo explicar y al final salió que hubo un gasto exagerado. Se lo dije 80 veces, posiblemente no pudo actuar, pero hemos estado de acuerdo en otras cosas.

-La situación actual tampoco es fácil de gestionar. Hay confederaciones provinciales que están en desacuerdo.

-Nosotros hemos aprobado todos los temas remando a favor, que es lo que hay que hacer. Y cuando hay algo que decir lo decimos.

-¿Era su candidato?

-No. Yo no tenía candidato. No era mi candidato; los tuve a los dos [Antonio Dieter Moure compitió con el presidente provincial de Ourense, José Manuel Pérez Canal] aquí reunidos en la misma sala el mismo día para que expusieran su programa y di libertad de voto en A Coruña. Me acusaban de tener muchos votos delegados, pero llevé menos que el que me acusaba a mí. Alguien se llevó una decepción y no salió pero no tengo la culpa. Quizás habrá que reflexionar sobre lo que hizo, lo que prometió y no cumplió.

-¿Fue neutral?

-¿No se lo digo? Yo no jugué. Hubo dos provincias con el voto muy dividido y el de las sectoriales estaba clarísimo. El de A Coruña me imagino que fue repartido porque el voto es secreto; otra cosa son las quinielas. Al final el inocente es el que lleva las culpas.

-O sea que es inocente.

-Totalmente inocente. (risas)

-¿Es verdad que el 20 de julio dijo a los otros presidentes que había que hacer caer a Dieter Moure?

-¿Qué yo dije..? Entonces, ahora y en el medio, nuestro apoyo es a Antonio Dieter. Tiene una difícil papeleta y se le hacen todas las ayudas del mundo. Cuando solucionemos ese problema y si se ve que no actúa como debe, habrá que decirle algo y lo más parecido que pude decir es eso. Un tema que A Coruña planteó en la asamblea previa a que Dieter saliera elegido era que los estatutos recogieran la opción de una moción de censura. A Coruña propuso modernizar los estatutos y se nos dijo que se iba a hacer más adelante. Y un código ético, se dijo que sí y en la asamblea se aprobó. La moción de censura es algo que habrá que recuperar porque es lógico y la CEOE lo introdujo. Si A Coruña (yo tengo sólo uno de los 41 votos) decide algo, no sé qué puede pasar. Decir que dije eso son ganas de intoxicar y decir estupideces. Tengo amistad con Antonio Dieter porque coincidíamos en la CEOE desde hace años pero no tengo ningún vínculo con él.

-La impresión cara afuera es que hay una guerra norte sur o este oeste o una revancha después de lo que ocurrió con Alvariño.

-(Risas) Si en algún momento me hubiera querido tomar una revancha, si hubiera querido ser presidente, podría. Yo siempre dije que no. Al contrario, qué bien estoy, qué felicidad. No se puede imaginar lo que es llegar a estas historias y no tener el peso detrás.

-Cómo va el plan de viabilidad. ¿Y la venta de la sede?

-Entiendo que está en marcha, empezaba a producirse el 31 de julio, pero no hemos tenido reuniones últimamente. Una entidad que quiso comprar la sede y me llamó Antonio Dieter para que me reuniera con ellos. Tuvimos una reunión, se quedó para más adelante y en septiembre se retomará. Es una pena vender el edificio pero es muy poco funcional y nosotros queremos una CEG mucho más ligera porque hay cosas que no podemos hacer.

-¿Los contactos para la venta de la sede??

-Los trajo Antonio. Hablamos pero las condiciones que traía no nos satisfacían. Dije que si en la asamblea que se convoque para aprobar la venta del edificio alguien me preguntara qué me parece, tendría que decir lo mismo, que no es una propuesta que nos interese. Quedamos en reflexionar y en que iban a pedir unas tasaciones.

-¿Había un grupo inmobiliario interesado?

-Es una institución y no voy a decir cuál. Lo que se está pidiendo de hipoteca no es tan alta de acuerdo con el valor del edificio. Si hay una buena oferta, se venderá y si no, buscaremos otra financiación.

-¿En cuanto se valoró?

-La última tasación de hace seis años es de 3.600.000 euros.

-Se dijo que había una oferta de un grupo inmobiliario vinculado a Francisco Vázquez.

-A lo mejor es que alguien oyó que Fontenla y Vázquez se ocupan de la venta, pero es José Antonio Vázquez Freire, el presidente de la comisión de economía. Si alguien oye campanas e intenta engañar, engaña. Pero no hay nada de eso .

-¿Por qué reclama la Xunta 600.000 euros de la red Pexga?

-Por diversos temas administrativos. En su momento A Coruña votó por presentar un contencioso a la Xunta y no quisieron.

-En la etapa de Alvariño.

-Y no quisieron y ahora el tema siguió evolucionando y ahora tendremos que ir al contencioso.

-La Xunta llegó a decir que no se hacía cargo de esos gastos porque eran personales suyos, un chófer y un hotel de lujo?

-Eso es totalmente falso. Yo digo que ahí están mis cuentas y ese tema si algún día hay que discutirlo, lo discutiremos en el Parlamento de Galicia, que es donde hay que discutir estos temas.

-Pero hay una parte, 122.000 euros que sí quieren pagar.

-Si hablamos de esto podemos estar quince días. Hemos alquilado locales con fianzas que al dejar el local hemos recuperado y hemos intentado devolver y era complejo y no sé cómo se solucionó. Temas como estos hay muchísimos. Estas cosas las lleva una comisión en la que no estoy. Y hay errores administrativos. Durante mi presidencia encargué a una auditora famosa de Santiago una auditoría del Pexga. Yo no toqué un euro del Pexga y de ningún sitio del que he sido presidente.

-¿Cuál es el problema para renovar el convenio de Pexga?

-Es un tema muy burocrático, tenemos que adelantar dinero y no lo tenemos. El problema es si la CEG puede mantenerlo. La Xunta pone dinero pero nos crea unas tensiones y unas cosas con el Igape que, chica, si estás haciendo algo y te ponen problemas, que las haga otro.

-Pero si no se renueva, las oficinas tendrán que ir cerrando

-Las oficinas no existen. En este momento están descentralizadas. Antes era personal de Pexga y el local lo alquilábamos nosotros con un dinero que había para eso. Pero en la época de Alvariño se llegó a la conclusión de que era mejor subcontratarlo; la gestión y el local y todos los servicios. Si dejara de existir, es de hoy para mañana.

-Pero las empresas gallegas dejarán de tener ese servicio.

-Sí.

-Hasta Antonio Dieter dice que las Cámaras de Comercio y los círculos de empresarios están ocupando un lugar que le correspondía a la confederación de empresarios ¿Está de acuerdo?

-Las cámaras de comercio están ocupando el lugar que les corresponde y bastante tienen en este momento que sienten una reconversión pero los clubes financieros están haciendo una función que no les corresponde. Están para lo que están y no para crear opinión. Yo no pago una cuota para que unos señores se dediquen a hacer política. La política la hacen los políticos y nosotros como organizaciones empresariales estamos en el artículo 7 de la Constitución, no vi a los clubes financieros. Yo soy socio del club de A Coruña y del Génova de Madrid y he planteado al presidente de unos de ellos que no está haciendo el papel que le corresponde. Él sabrá lo que tiene que hacer, yo no estoy aquí para dar lecciones todos los días.