El mantra de que la recuperación llega para quedarse no acaba de cuajar entre los gallegos. Gana el pesimismo y, por lo tanto, la moderación en la toma de decisiones que tienen que ver con el bolsillo. La confianza del consumidor en la comunidad cae a los niveles más bajos de los dos últimos años y medio. En una puntuación que va del -100 para los más preocupados y el 100, el mayor grado de optimismo, el indicador acabó el tercer trimestre de este 2016 en el -17,93, según el Instituto Galego de Estatística (IGE), lo que supone un empeoramiento de 1,5 puntos en comparación con junio y el dato más bajo desde el arranque de 2014, cuando la economía intentaba despegarse de la segunda recesión. Todos los factores con los que se mide la confianza presentan valores más bajos que antes del verano. La visión de los ciudadanos de la comunidad respecto a su propia situación financiera desciende al -7,89; a cerca del -38 ante la capacidad futura para ahorrar; la panorámica general de la economía gallega se queda en el -13,52; y en el -12,45 en cuando a la evolución del desempleo. Detrás de esta percepción está lo mal que todavía lo pasan miles de hogares. Especialmente aquellos que llegan a fin de mes con mucha dificultad. Entre julio y septiembre suman 129.500, con un incremento contundente de más del 28%.

Durante solo ese trimestre, 28.500 familias pasaron a engrosar el grupo de las que sufren para cuadrar sus cuentas y que representan otra vez una de cada diez. Aunque las cifras están lejos del 18% que llegó a rozarse en 2013, en tiempos de la recaída de la crisis, el incremento de los hogares con muchas dificultades acumula en lo que va de año un importante ascenso del 75%. A principios de 2016 eran 73.800. El agravamiento de sus condiciones explica por qué los hogares con dificultades menos graves bajan un 3,8%, hasta los 470.540; y también los que acaban el mes con facilidad o mucha facilidad disminuyen otro 2,1%, a un total de 460.700, según la actualización de la Enquisa Conxuntural a fogares.

La mayor proporción de familias sin recursos suficientes para aguantar cómodamente está en los concellos de menos de 10.000 habitantes, donde los que arrastran dificultades o muchos problemas se disparan al 66,4% y los que mantienen una posición financiera más cómoda apenas representan un tercio del total. Cuesta más si el hogar es monoparental -en su caso los obstáculos afectan al 65,7%-, frente a las parejas que conviven sin hijos (53,6%). Evidentemente, a menos ingresos, más inconvenientes. Únicamente vive bien el 18% de los que ganan hasta 1.000 euros.

El verano animó algunos gastos extra. Unas 214.000 familias, el 20,2%, optaron por irse de vacaciones, lo que deja un alza del 41,5% respecto al trimestre anterior, pero son menos que las que viajaron hace un año (20,6%). Por encima de las 225.000, un 26% más, apostó por ropa y calzado; y 331.000, con un avance del 12%, en productos de alimentación. Hasta aquí los excesos. Casi siete de cada diez salieron a locales de hostelería, cine o teatro, un 5% menos que entre abril y junio. Los que pudieron asumir desembolsos imprevistos bajaron del 27% al 25% (270.500). Los que pudieron ahorrar algo fueron un 1,3% menos (344.000).

El total de hogares que no se permitieron ningún extra en los últimos tres meses repunta prácticamente un 14%, hasta las 240.600. Dos de cada diez. Otros 59.800 -el 5,6%- admiten que se retrasaron en el pago de recibos, lo que supone una subida del 5,4%. Más de 78.000 tiraron de ayuda de parientes y amigos. El 7,3%. Aquí, los datos son menos malos. Bajan un 9,6%.

¿Y en estos meses tras la época estival? Los que se lanzarán a una escapada caen un 37% (128.000); un 14% menos se atreverán con grandes compras o imprevistos (127.000); y bajan un 39% los que piensan en un gasto extraordinario en vestimenta. Incluso se reducen cerca de un 6% los que piensan salir por motivos de ocio. Solo esperan ahorrar más un 2% (353.000).