Si la empresa española tuviese el tamaño medio de las compañías existentes en la UE de los 28, España contaría con cuatro millones de puestos de trabajo más y la tasa de paro estaría en la media europea, cercana al 9%, frente al 20% actual. Este es uno de los datos revelados en el avance del estudio La dimensión empresarial como factor de competitividad presentado ayer por el director general del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), Juan Corona, durante la celebración del XIX Congreso Nacional de la Empresa Familiar en A Coruña. El representante de la organización empresarial destacó que el tamaño medio por número de empleados de las firmas en España es de 4,6 trabajadores y el promedio en la UE-28 es de 6,3, por lo que alcanzar la media europea -1,7 profesionales más por empresa por más de tres millones de compañías- generaría esa importante mejora del mercado de trabajo. "Hay que tender hacia esa media", sentenció Corona, que considera prioritario que las empresas familiares ganen tamaño para poder competir con los países del entorno. De ahí también el título del encuentro empresarial: Crecimiento con raíces.

De los 3,2 millones de empresas existentes en España, casi el 96% tiene menos de 10 empleados: el 55,4% son firmas que carecen de asalariados y el 40,3% son microempresas con entre uno y nueve profesionales en nómina. Mientras, solo un 3,6% son pequeñas empresas, un 0,6% medianas y únicamente el 0,16% grandes compañías.

En cuanto a la productividad media por empleado, la española es superior a la media europea (el 50% del valor añadido bruto generado por ocupado, frente al 45% en la UE-28), pero queda muy lejos de las tasas de países como Alemania (60,7%), Francia (62,3%) o Reino Unido (68,1%). "Así es muy difícil competir y este dato tiene mucho que ver con la dimensión empresarial", aclaró Corona.

La longevidad de las empresas españolas también es más corta que en el conjunto de la UE. "La mayoría a los tres años ha desaparecido, frente a la media europea de cuatro años. Cuanto más grande es la empresa, más capacidad tiene de resistir las dificultades", expuso el director general del Instituto de la Empresa Familiar. De hecho, esa mayor debilidad de las empresas españolas quedó demostrada durante la crisis. Antes de 2008 en Europa se creaba un 10,9% de firmas al año y en España un 10,1%, mientras que se destruía el 8,6% en la UE y el 6,9% en España, con un diferencial positivo de 2,3 puntos en el caso europeo y de 3,2 en el español. Con el inicio de las dificultades económicas, en ambos casos baja la creación de empresas y sube la destrucción, pero de forma más acentuada en España, hasta el punto de que el diferencial europeo se mantiene en positivo y el español se sitúa en 1,2 puntos negativos. "Esto demuestra que las empresas españolas funcionan en épocas de expansión monetaria pero son menos sólidas, más débiles, en ciclos de recesión", expuso Corona.

La empresa española también pierde en la comparación en cuanto a internacionalización. Las pymes españolas venden en el exterior el 20% de su facturación, frente al 27% de media europea, y las grandes firmas el 29%, frente al 42% europeo.

España repite mala calificación en cuanto a inversión en I+D+i. "Es de los países que menos invierten y a nivel público prácticamente ha desaparecido", lamentó el director general del IEF. La inversión española es del 0,65% del PIB, frente al 1,3% de media en la UE y el 1,95% alemán.

En cuanto a la tasa de paro en España, Corona destacó que al inicio de la crisis estaba casi igual (en el 8%) que en Francia y Alemania, pero que subió al 26% y ahora ronda el 20%, frente al 10% de Francia y el 5% de Alemania o EEUU. "Aquí el paro es un problema estructural, por lo que algo se está haciendo mal", aseveró.

El representante de la empresa familiar lamentó además la "complejidad" del sistema burocrático español, "que bate récords y lastra las posibilidades de crecimiento y la actividad de las empresas", por lo que pidió una simplificación administrativa. "Las empresas tienen que ganar tamaño y longevidad", concluyó Corona.