La central nuclear de Garoña podrá volver a operar hasta el año 2031 tras recibir el aval del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que ahora debe ser ratificado por el Ministerio de Energía, al que corresponde decidir si la planta burgalesa vuelve a conectarse a la red y por cuánto tiempo. Fuentes del departamento que dirige Álvaro Nadal aseguraron que el Gobierno dialogará con los agentes implicados -comunidades, entidades ecologistas y empresas- antes de tomar una decisión, para lo que tiene seis meses.

Cuatro de los cinco consejeros del máximo órgano de seguridad nuclear, tres nombrados a propuesta del PP y uno del PSOE, aprobaron el dictamen favorable a la reapertura de la central si se cumplen diez grandes condiciones de seguridad, mientras que Cristina Narbona (también propuesta por el PSOE) votó en contra.

La decisión sienta un precedente para que una central nuclear pueda operar más allá de los 40 años previstos si cumple con las medidas de seguridad exigidas. Otras cinco plantas activas en España (Almaraz, Cofrentes, Trillo, Ascó y Vandellós), que cumplirán 40 años en la próxima década, podrían pedir prórrogas similares.