"La verdad es que recibimos un banco bien escarallado". Así de claro y directo respondió el vicepresidente de Abanca y máximo accionista del grupo Banesco, Juan Carlos Escotet, durante la presentación de resultados del banco heredero de las cajas a la pregunta de si compró Novagalicia a un precio excesivamente bajo. El directivo advirtió de que se iba a explayar y dedicó media hora a detallar las condiciones en que adquirió la entidad heredera de las cajas por 1.003 millones de euros y cómo el resultado que acababa de presentar, con 334 millones de beneficio neto, es fruto de una "gran gestión". "La entidad era un paciente en terapia intensiva que ahora puede correr la maratón de Nueva York", matizó. Escotet quiso salir al paso así de las interpretaciones "populistas" sobre la subasta, su resultado y las ganancias que ahora obtiene el banco que han destacado en los últimos tiempos tanto actores del sector, como políticos y diarios especializados.

Durante la rueda de prensa, Escotet reveló que Abanca sólo ha echado mano de un 30% de las garantías previstas por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para cubrir los gastos derivados de pleitos generados durante la etapa previa a la compra, pero también que depositó ante el fondo público una garantía millonaria avalada con su patrimonio personal, lo que explica que tuviera un especial interés con pagar anticipadamente lo convenido con el FROB. El banco saldó de hecho este mes su deuda con el Estado, con el pago de los últimos 300 millones de euros, aunque el plazo terminaba en 2018.

El vicepresidente de Abanca recordó que las condiciones de la subasta fueron iguales para todas las entidades, y que el contrato mediante el que el FROB se hizo cargo del 85% del coste de las demandas pendientes por preferentes, cláusulas suelo y otros pleitos, estaba cerrado para cualquiera que fuese el ganador. "El impacto de las cláusulas suelo era una contingencia delimitada y cuantificada en el momento de la subasta y esas garantías eran la diferencia entre comprar o no, entre ofrecer más o menos dinero", relató Escotet, quien reconoció que ofreció un precio aplazado al FROB en una estrategia para asegurarse poder llegar a los 1.000 millones de euros y apostar por no ir a una segunda ronda en la subasta en la que Banesco tendría complicado competir con BBVA, Santander, CaixaBank y los fondos de inversión más importantes del mundo.

En referencia a esa entidad "escarallada", Escotet explicó que Novagalicia llevaba dos años con pérdidas recurrentes, tanto en resultados como en cuota de mercado y en todos los márgenes, con reducción del talento y con una plantilla "totalmente desencantada" tras cinco años de "despidos masivos" y recortes de salario. La marca, ejemplificó, estaba "totalmente destruida", hasta el punto de que cuando la sometió a un estudio de mercado, éste reveló que los clientes la desconocían, sólo identificaban el nombre de la entidad con el término "Caixa". A esto añadió la "obsolescencia tecnológica", una política comercial y de riesgos inexistente y lo peor, una larga lista de conflictos judiciales y sociales derivados de las preferentes y los productos tóxicos que hoy están totalmente resueltos. Como colofón, Escotet puso la calificación de la entidad como "bono basura" y la enorme pérdida de clientes que sufría.

"Decidimos apostar por el banco porque creímos en su potencial, pero entonces se dijo que habíamos pagado un precio elevadísimo y se cuestionaba que pudiésemos recuperar nuestro dinero". "Ahora -añadió- con 334 millones de beneficio se dice que fue muy barato" pero, terció, esto ha sido fruto de un esfuerzo "imparable" gracias a la "gestión de un gran equipo". El directivo negó además que Novagalicia estuviese totalmente saneado pese a haber recibido 12.000 millones en ayudas públicas. En los últimos años ha realizado dotaciones para cubrir deteriororos por valor de 1.255 millones.

Escotet subrayó además de todas las modificaciones que le permitieron ganar cuota de mercado en Galicia y el conjunto de España, y obtener jugosos beneficios, pero también destinar 30.000 millones a créditos e impactar con su actividad con un 12% del PIB de Galicia. "Resolvimos el tema de Afundación, que tenía financiación para cuatro años, mantuvimos la sede social en Galicia y hoy somos la marca más reconocida en el noroeste español", dijo entre otras cuestiones. "Somos un caso de éxito", proclamó.