El Gobierno del PP presentó en 2012 la reforma laboral como el plan que permitiría frenar la destrucción de empleo en España y generar un importante número de puestos de trabajo. Cinco años después de su aprobación, en febrero de 2012, la situación del mercado laboral, al menos en el caso de Galicia, dista mucho de la que anunciaban en su día la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. La comunidad gallega sí redujo considerablemente el paro en este lustro de aplicación de la reforma laboral (pasó de 271.284 desempleados en enero de 2012 a 212.078 en el mismo mes de este ejercicio, un descenso del 22%, con 59.206 menos), pero esa caída en el número de personas registradas en las oficinas del antiguo Inem no se tradujo en un aumento similar de las afiliaciones a la Seguridad Social, lo que indica que muchos de los profesionales que abandonaron las listas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) bien emigraron bien dejaron de inscribirse ante la ausencia de expectativas de lograr un trabajo o porque ya no tienen derecho a cobrar ninguna prestación. Frente a esa reducción del paro registrado en Galicia de 59.200 personas entre 2012 y 2017, el número de cotizantes apenas aumentó en 2.000 en la comunidad, un 0,21%, al pasar de 948.730 afiliados a la Seguridad Social en enero de 2012 a los 950.747 del mismo mes de este año.

Algunos datos del mercado de trabajo gallego que deja la reforma laboral son los siguientes:

Paro. El número de desempleados registrados en Galicia cayó ese 22% en el último lustro, según los datos del SEPE, lo que supone 59.000 personas menos sin trabajo. Unas cifras que son más bajas si se analizan los datos de paro de la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). Según esta fuente, el desempleo descendió un 15%, al pasar de los 239.800 parados contabilizados en el último trimestre de 2011 -el último dato publicado antes de aprobarse la reforma laboral- a los 204.200 de finales del año pasado, 35.500 menos.

Empleo. La estadística de afiliación a la Seguridad Social revela que Galicia solo sumó 2.017 ocupados en el último lustro, ese repunte del 0,2%, al pasar de 948.730 a 950.747. Un aumento muy inferior al registrado en el conjunto del Estado, del 4%, que pasó de contar con 16.946.237 cotizantes en enero de 2012 a 17.674.175 este año.

Al igual que en el caso de los parados, las cifras de personas con trabajo incluidas en la EPA son considerablemente más negativas. Los profesionales gallegos que aseguran estar ocupados descendieron un 2,8% en los últimos cinco años, al pasar de 1.080.400 al cierre de 2011 a 1.049.600 en el último trimestre de 2016, lo que implica la destrucción de 30.800 empleos desde que entró en vigor la reforma laboral.

Tipo de empleo. A estos malos datos de creación de empleo se suma un importante descenso de los ocupados con jornada a tiempo completo mientras suben los que tienen jornada reducida. Según la EPA, los ocupados con jornada completa pasaron de 951.800 a finales de 2011 a 903.100 el año pasado, lo que equivale a casi 50.000 menos, un retroceso del 5%. Por contra, los profesionales con jornada a tiempo parcial aumentaron un 14%, 17.900 más: si en el último trimestre de 2011 había en esta situación 128.600 gallegos, a cierre de 2016 superaban los 146.000.

Desempleo juvenil. Uno de los objetivos prioritarios de la reforma laboral era reducir el paro juvenil, uno de los aspectos en los que la normativa impulsada por Báñez sale mejor parada en cuanto a cifras, no así en sus consecuencias, en el caso de Galicia. El antiguo Inem pasó de tener más de 54.800 parados registrados de menos de 30 años a principios de 2012 a poco más de 27.000 en enero de este año, con lo que la nómina de desempleados se redujo a la mitad en este tramo de edad. Sin embargo, los datos de creación de empleo apuntan a que buena parte de estos jóvenes bien emigraron bien dejaron de anotarse en las oficinas del SEPE ante las pocas expectativas de encontrar un puesto de trabajo o al no tener derecho a cobrar ningún tipo de prestación.

Población en edad de trabajar. Y es que los datos de la EPA revelan que Galicia perdió más de 50.000 personas en edad laboral desde 2012, especialmente gente joven. En el tramo de edad de hasta 30 años son 62.000 profesionales menos y de entre 30 y 39 años la lista se redujo en otros 70.000. Mientras, sumó en todos los tramos de más de 40 años casi 80.000 personas. Unos datos que responden tanto a la propia evolución de la población como a la emigración.

Mayores de 45 años. Otro grupo de edad vulnerable al que pretendía dirigirse la reforma laboral es el de profesionales de más de 45 años, aquellos que perdieron su empleo y que tenían difícil su reincorporación al mercado de trabajo sin realizar antes cursos de reciclaje y aprendizaje de una nueva profesión pues muchos de ellos procedían de la construcción. Los datos del Ministerio de Empleo dejan en Galicia el escenario igual de desolador que antes de aprobarse la reforma laboral. La comunidad contaba con 107.151 parados de más de 45 años en enero de 2012 y un lustro después supera los 107.900, con lo que tiene 750 personas sin trabajo más en este grupo de parados (+0,7%).

Estos profesionales, ante la falta de oportunidades laborales, tuvieron más difícil emigrar -a diferencia de los jóvenes- al tener, en muchos casos, cargas familiares.

Paro de muy larga duración. Otro grupo de desempleados en situación delicada con la crisis es el de aquellos que llevan más de dos años sin encontrar trabajo, los parados de muy larga duración. Muchas de estas personas sin ocupación carecen ya de la prestación por desempleo -que se puede cobrar un máximo de dos años si se ha cotizado lo suficiente- y se ven obligadas a recurrir a otros subsidios. La cifra de estos parados en una situación económica complicada tampoco mejoró con la aplicación de la reforma laboral en Galicia. Si el SEPE cifraba en enero de 2012 en 61.706 los desempleados gallegos de muy larga duración, un lustro después su número subió en casi 4.000, hasta 65,614, un 6% más.

Los sindicatos gallegos denunciaron estos años que la reforma laboral solo ha servido para abaratar el despido y los costes laborales a las empresas, con la consiguiente precarización del mercado laboral. Pero parte de la patronal gallega tampoco está contenta con la norma. El presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), Antón Arias, -"en un análisis personal, porque cada empresario tiene una opinión"- sostuvo en enero que la reforma laboral "es un modelo fracasado" por la "precariedad elevadísima" y su incapacidad de generar empleo de calidad.