La operación Fénix, que investiga al expresidente de Banesto Mario Conde y a su entorno por supuestos delitos de blanqueo y fraude fiscal, entre otros, encara su segundo año de instrucción a la espera de que la justicia avance en las pesquisas y adopte nuevas medidas para los implicados en la trama. Doce meses han transcurrido desde aquella mañana de abril en la que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil irrumpió en el domicilio del exbanquero en busca de documentación comprometida tras cinco años de sospechas.

Catorce horas de registro después y bajo la atenta vigilancia de una decena de objetivos, los agentes abandonaban el hogar de la familia Conde con un mediático botín del que, al margen de información sobre empresas del entramado y 40.000 euros en efectivo, formaba parte el propio exbanquero. Mario Conde, brillante estudiante que con tan sólo 24 años firmó la nota más alta alcanzada nunca en unas oposiciones a Abogado del Estado, volvía a estar así en el ojo del huracán del que parecía haberse distanciado en 2008 cuando obtuvo la libertad condicional por el saqueo de Banesto.

Los más de seis años que cumplió condena en la prisión madrileña de Alcalá-Meco no fueron óbice sin para que la Guardia Civil prosiguiera con su cerco al exbanquero en una investigación que comenzó en 2011 y que perfila a Conde como líder de una presunta trama de blanqueo de capitales. De este modo, según denunciaba la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) en su primer informe, habría blanqueado 13 millones de euros desde 1999, procedentes de la responsabilidad civil de los casos Banesto y Argentia Trust.

El documento, que describía esta operativa como propia del crimen organizado, concluía que los ingresos conocidos por la Agencia Tributaria eran "un tanto exiguos" dadas sus frecuentes apariciones en televisión y las ventas de sus libros, y detectaban hasta ocho posibles delitos fiscales. Tales hechos devolvieron a Conde a prisión dos meses, los mismos que permanecieron su hija, Alejandra, y el abogado de la familia, Francisco Javier de la Vega, señalados como activos colaboradores.