Juan Cividanes (Vigo, 1967) es Master of Business Administration por el IESE Business School de la Universidad de Navarra. Pasó por Mercagol, Conservas Antonio Alonso, Carrefour, Decathlon o KPMG. Desde 2011 llevó las riendas de Xesgalicia. Hoy cumple cuatro meses en la dirección del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape). Por su anterior etapa al frente de Xesgalicia conoce las tripas de la Consellería de Economía y, aunque rehusa la posibilidad de que el suyo sea un nombramiento para profesionalizar la gestión del organismo encargado de revitalizar el tejido productivo de la comunidad, sí admite que su larga trayectoria en la empresa privada hacen que su perfil "sea interesante" para las nuevas funciones.

-Por el momento, el Banco Mundial coloca a Galicia entre las comunidades con más dificultades para abrir una empresa. ¿Cuánto se tarda de media?

-No tengo ese dato. Es cierto que hay trámites más largos y otros más cortos y lo que pretendemos es evitar procedimientos que puedan ralentizar mucho porque haya un sector excesivamente complicado, un documento que se atasque en un ayuntamiento... Que cada organismos adquiera los compromisos necesarios para que sí podamos establecer un plazo máximo.

-Entonces habrá un plazo máximo legal.

-No puedo avanzar el contenido exacto de la ley, pero sí queremos agilizar y trabajar en los plazos.

-¿Y a usted qué plazos le parecen los ideales?

-Lo que tenemos que perseguir es que eso no sea un problema. Que los plazos administrativos estén acompasados con los tiempos de la empresa, sus decisiones y la construcción.

- ¿Qué le parece el duro informe del Consello de Contas sobre la morosidad de avales y préstamos?

-Los datos pueden analizarse de otra manera. Si nos vamos a los 20 años de historia en concesión de avales, el porcentaje de morosidad sería muy inferior al que dice Contas. Y con respecto a los préstamos, lo mismo. De hecho, el porcentaje es cercano a cero en los préstamos de la última legislatura.

-¿Y en avales?

-La realidad es que la mayoría de préstamos para los que se concedieron avales están vigentes, por lo que el riesgo sigue vivo. Estamos en porcentajes inferiores a los de la banca en estos momentos, que está en el 10%.

-Siguen vivos, pero Contas apunta que, de los 115 millones en vigor, casi la mitad está en riesgo de no recuperarse.

-Volvemos a lo mismo. No son de los concedidos en esta etapa. En los últimos 20 años se otorgaron 600 y pico millones. Los préstamos tienen una duración media y, una vez refinanciado, sigue vivo. Pero eso no significa que hablemos de insolvencia.

-Pero son más de los que se preveían. Una parte de los mayores márgenes de déficit en la Xunta se destinaron a cubrir avales fallidos.

-Estamos hablando de un periodo del que no me correspondería hablar.

-Es la gestión que hereda.

-Siempre hay un poco de todo. Es cierto que nadie pensaba que la crisis fuese a durar tanto y que las otras fuerzas políticas a veces piden una política determinada de riesgos. Cada uno trata de encontrar el equilibrio allí donde cree que está. Asumes unos riesgos en función de unas circunstancias y un plan del negocio que al final no se cumple. En ese sentido sí podemos decir que hay una parte de los fallidos que puedan venir de una situación de la economía con impacto mayor en el crecimiento empresarial de lo que estaba previsto.

-Hay por tanto una parte que no se debieron dar.

-A toro pasado es fácil juzgar. Claro, si miro de hoy para atrás, a lo mejor sí juzgaría lo que yo no habría dado. Pero eso no significa que no se hubiera dado. Lo que es cierto es que la administración es garante de unos procedimientos. Todo lo que se otorga se hace con análisis, procedimientos y personas que toman decisiones con un riesgo y unas consecuencias a futuro.

-Y todos entendemos que la política de riesgos del Igape no puede ser la misma que la de una entidad privada, pero, ¿tiene sentido dar un aval con una tercera hipoteca como garantía, como dice Contas?

-La garantía es la parte colateral de la financiación. No es lo más importante. Se lo podemos preguntar a cualquier persona que quiera generar una actividad y no tenga nada más que el proyecto. La administración debe financiar empresas así si tienen interés, una evolución adecuada, que sean tractores para otros proyectos. No se pueden utilizar reglas generales para todo.

-¿Y qué es lo que debe tener un proyecto para contar el Igape? ¿Sin garantías vale?

-En primer lugar, que sirva para mejorar la competitividad de los sectores estratégicos de Galicia y aporte riqueza. Y, ya en detalle, las personas para mí son importantísimas. El buen equipo directivo es clave y que el Igape no sea su único recurso, que existan otros agentes económicos apoyando también.

-¿Tiene Galicia un problema de deslocalización de empresas?

-Se ha hablado en los últimos meses sobre la instalación de empresas del automóvil en Portugal y me gustaría centrarme en ese sector, que en Galicia tiene más de 100 empresas, un clúster catalogado de excelencia por la UE y que en el último año creó 750 empleos. La carga de trabajo está garantizada para los próximos 10 años. Tenemos que ver cuáles son los retos del sector en el futuro, cómo garantizar que la industria que hay hoy aquí instalada y la que pueda venir sea una industria sostenible en el entorno de Galicia. Portugal no es un problema. Al contrario, deberíamos tratarlo como una oportunidad.