Los emprendedores tecnológicos coinciden en que Galicia es un buen lugar para innovar en nuevas tecnologías. La sede que Abanca Innova inauguró el pasado enero en el polígono de Pocomaco de A Coruña cuenta con varios espacios de coworking en los que ya trabajan empresas como WayApp, que desarrolla aplicaciones móviles; EmpathyTools, de hardware y software aplicado a juegos; Álamo Consulting, dedicada a la creación de soluciones para regulación financiera; o Ágora Binaria, que desarrolla soluciones informáticas. Los responsables de estas entidades apuestan por la cooperación porque es la clave para favorecer la innovación y la creación de empresas tecnológicas sostenibles a largo plazo.

- ¿Es Galicia un buen lugar para emprender con empresas tecnológicas?

- Indalecio Carreira: Hay que plantearse si la expectativa es tener un cliente directo en Galicia. En ese caso algunas de nuestras empresas están más limitadas. Pero hay otra manera de verlo. ¿Cuántas oportunidades de colaboración tengo en Galicia para que mi proyecto sea más fuerte? El mercado gallego es reducido pero ninguno de estos proyectos son locales porque su espíritu es llegar más allá.

- Alberto Basalo: Las veces que he tenido que ir fuera de Galicia la acogida ha sido muy buena. Como el mercado actual es también online podemos llegar a toda la comunidad hispanohablante. A los gallegos se nos ve como un plus en este sector, como gente seria, trabajadora y con capacidad de emprender.

- Adrián Pacheco: El mercado en Galicia es limitado porque no hay muchas empresas que demanden nuestros servicios. Pero sí que existe un nivel tecnológico elevado y se están haciendo cosas muy interesantes. Antes relacionar Galicia con ese componente tecnológico era complicado y había ciertos prejuicios. Esa idea ha desaparecido a base de modernizarse y hacer las cosas bien. Empresas que hace una década no se planteaban abrir en Galicia porque no había clientes ahora se quedan aquí al tener oportunidades, lo que ayuda a retener a profesionales con talento. Galicia es un sitio para emprender y a corto plazo se abrirán muchas más puertas para estos negocios.

- Óscar Anzola: Tuve la oportunidad de iniciar mi carrera tecnológica en Silicon Valley, con empresas mucho más grandes. En Galicia, sin embargo, descubrí que cuando hay un problema es fácil encontrar una solución colaborando con otras empresas. Lo más complicado es el trabajo comercial vendiendo innovación porque la empresa gallega es más presencial y este tema avanza más lento.

- Eduardo Aldao: El emprendimiento tanto en Galicia como en toda España se ve de una forma totalmente distinta que en Estados Unidos. Hay dos focos de innovación: Estados Unidos e Israel. El siguiente paso en Europa suele darse en Alemania y Reino Unido. Una vez que en estos países un proyecto innovador empieza a moverse entran los franceses y los españoles. Gallegos y españoles somos muy creativos pero no se puede comparar donde nace la idea adonde se desarrolla. Las empresas españolas no están tan acostumbradas como en Estados Unidos a asumir riesgos. Y lo que es peor, el resultado a corto plazo del riesgo. En España somos cortoplacistas y la innovación es siempre a largo plazo.

- O. A: No percibo que la velocidad de la innovación sea más lenta pero sí en su adopción. El mejor amigo de un emprendedor es el cliente que valida su nuevo producto porque es innovador y no lo tiene nadie. Pero en algunos casos que no lo tenga nadie crea recelo. Además, tratar de llevar los proyectos innovadores por el proceso ordinario aparte de ralentizar su implantación puede provocar que no se obtengan los resultados deseados.

- ¿Lo más complicado en el emprendimiento es tener el primer cliente para que genere confianza en los siguientes?

- I. C: La dificultad para asumir riesgos es generalizada en España. Cuando empezamos nuestra actividad nos costaba entender que a las empresas les encantasen nuestras ideas pero que no estuviesen dispuestas a arriesgarse, por lo menos hasta que demostrásemos su éxito con otro cliente. Es una cuestión de cultura y de que las entidades cuenten con una estructura interna que saque partido a esta parte para que el sistema innovador no se ahogue. No vale con hacer una declaración de buenas intenciones. Hay que tener este tema encauzado en el día a día pero es complicado que las empresas vean la necesidad de ello.

- A.B: Las relaciones empresariales están cambiando y la cooperación es lo que manda. A algunas empresas les cuesta delegar y confiar en terceros con los que aliarse. Quieren saber qué se hace en innovación pero hacerlo ellos cuando tienen una capacidad muy limitada de creación en este ámbito. Quieren tenerlo todo muy atado, algo que en el mundo de hoy es imposible. Hay que abrirse y arriesgarse, no tanto en la tecnología y el dinero, sino en las personas. Nosotros trabajamos con una empresa belga que vende sus productos en Estados Unidos y que tiene un equipo de programadores en Lisboa a los ofrecemos consultoría. Esto hace diez años era impensable pero sucede.

- A.P: Hace 10 años sacamos un producto con información que las entidades recababan de forma menos automatizada para los organismos que las controlan y tuvimos problemas para venderlo porque no aceptaban ese cambio pese a que les ahorrase recursos. Con el boom regulatorio de los últimos años se han sacado nuevas aplicaciones que las empresas se han visto obligadas a adquirir por necesidad legal y, al mismo tiempo, se dan cuenta de que podrían haberlo hecho hace tiempo con la innovación anterior. No vieron sus beneficios hasta que la necesidad les obligó a hacerlo. Muchas veces se necesita ese pequeño empujón para cambiar el chip.

- ¿Por qué decidisteis emprender y cómo habéis llegado a coincidir en este centro de Abanca?

- O. A: Este es mi segundo proyecto de emprendimiento en el área móvil. Vendí la empresa anterior hace dos años y arranqué este nuevo proyecto en Galicia. Ver estas instalaciones me animó mucho y sentí que desde aquí era más fácil conocer a otras empresas que si estuviese solo en una oficina.

- A.B: Soy un poco prototípico porque trabajaba en una multinacional, pasé a tener una compartida con varios socios y luego la mía. Estar en un sitio en el que haya empresas similares es una necesidad porque se echa en falta la gente cuando se pasa de una gran empresa a una muy pequeña.

- I. C: Participaba en una empresa que llevaba temas de comunicación corporativa y desarrollo de montajes. Veíamos que era un escenario a punto de desaparecer y empezamos a apostar por la experiencia tecnológica y otros modelos de comunicación que en ese momento eran demasiados nuevos, y que todavía lo son aunque están creciendo. En la mayoría de los procesos de innovación uno tiende a encerrarse en uno mismo y a aislarse, sobre todo si se trabaja para clientes que no residen en Galicia. En este centro de innovación de Abanca se forma parte de un entorno con gente que no está haciendo lo mismo pero con las mismas inquietudes. Durante dos años hemos probado varias vías para crecer y hemos comprobado que las alianzas tanto con grandes entidades como con microempresas son el escenario ideal para favorecer la innovación de manera natural y sencilla.

- A. P: En Galicia tienen que darse situaciones como la apertura de este edificio que permita tener a gente en el mismo momento de su carrera que a partir de una charla con otros emprendedores pueda encontrar soluciones a sus problemas. Nuestros nexos de unión son la tecnología y nuestras ganas de sacar nuestro proyecto adelante pero, dado que hablamos el mismo idioma y tenemos los mismos problemas, sitios como éste ayudan a que las cosas salgan bien.

- Pa rece que el emprendimiento tecnológico está de moda ¿Cuál es el camino para triunfar?

- I. C: Parece que todas las empresas que apuestan por innovar en tecnología tienen que generar un éxito en un plazo breve, y eso es una fantasía. El concepto de innovar se aprende con formación como la que se da en este edificio cuyos resultados se verán en unos años. Si se crean empresas sostenibles, más allá de que triunfen y salgan en los medios, se estará creando un tejido que será más fuerte el día de mañana. No es una cuestión de buscar la gran explosión sino un gran valor que tendrá repercusión en el futuro.

- E. A: El modelo de trabajo está cambiando. La cooperación hace cinco años no existía. Las empresas tienen que buscar esa vía. Abanca intenta impulsar startups pero siempre en ese ámbito de colaboración. El futuro en innovación pasa por la empresa pequeña, no más de cinco personas, muy especializada con perfiles distintos y recurriendo a otros expertos en tecnología en determinadas tareas.

- A. B: Se están creando dos tipos de empresas. Por un lado, lo que se conoce como búsqueda de unicornios, esas organizaciones con un crecimiento rápido y desmesurado, revendibles por diez veces su valor a terceros, que buscan hacer negocio y salir en los medios. La otra vía se basa en crear un ecosistema con muchas pequeñas empresas que ofrezcan servicios de calidad. Ahí sí que hay mucho hueco para la iniciativa personal.

- A. P: En este mundo de las modas parece que se puede ser empresarios de éxito en dos días. Hay gente con ideas que aprovechan las subvenciones a aceleradoras de empresas y se ganan la vida durante un tiempo pero eso no genera tejido. De ahí pueden salir casos de éxito pero esas iniciativas que no están apoyadas por entidades privadas no están muy planificadas. La sociedad va a tender cada vez más a emprender y a la especialización pero el camino para llegar a eso a veces no es el más acertado. No vale con tener un edificio y unas ayudas económicas para las empresas que van a llenarlas.

- E. A: Las empresas que están en el centro de Abanca Innova son sostenibles. Ninguna de ellas busca el éxito inmediato. Contamos con una aceleradora de cuatro proyectos y otros siete a través del programa de interemprendimiento interno, además de las cinco que comparten este espacio de coworking. Vamos despacio pero poco a poco generamos movimiento y ocupamos espacios. Además, somos selectivos y la idea no se basa en llenar el edificio con gente porque sí sino con equipos que innoven y puedan cooperar con el banco, con independencia de que lo hagan o no en algún momento.