Ferroatlántica acaba de aprobar una escisión parcial de su actividad industrial a través de una transmisión en bloque y por sucesión universal de esa parte del negocio, que gestionará en una sociedad de responsabilidad limitada denominada Ferroatlántica de Electrometalurgia de nueva creación.

Con esta operación, aprobada por la matriz Ferroatlántica S.A.U el pasado lunes, la compañía ejecuta de facto la segregación societaria entre su actividad industrial de ferroaleaciones y la de producción energética en las centrales hidroeléctricas en los ríos Xallas y Grande de Fisterra y A Costa da Morte que pretende vender.

La escisión, según recoge el Boletín Oficial del Registro Mercantil (Borme) en su edición de hoy, está sin embargo condicionada a que la Xunta apruebe la operación.

Ferroglobe -multinacional en la que se integró Ferroatlántica en 2015- solicitó a la Xunta el pasado 11 de mayo una modificación de la concesión administrativa gracias a la que obtiene electricidad de los ríos en seis hidroeléctricas y que prohibe expresamente su venta si no es en un bloque con las fábricas de ferroaleaciones de Cee y Dumbría.

Los permisos para construir esas centrales y dos embalses se concedieron para abastecer a las fábricas de energía, de ahí que la concesión haya estado vinculada siempre a esta actividad, pero el grupo Villar Mir siempre buscó que se le permitiese segregar ambos negocios y aún antes de lograrlo, el pasado mes de febrero, llegó a un acuerdo con el fondo canadiense Brookfield para venderle estos y otros saltos de agua en Aragón.

El Borme explicita que la escisión "queda supeditada a la previa obtención por Ferroatlántica de la autorización administrativa emitida por el ente público empresarial Augas de Galicia relativa al cambio en la titularidad de la concesión".

El grupo elaboró un plan industrial para justificar la necesidad de vender estos activos que logró el respaldo de las federaciones nacionales de UGT,CCOO, USO y SU, pero que es rechazado por la plantilla de Cee y Dumbría y los alcaldes de la comarca, que consideran a Ferroatlántica poco creíble.

El anuncio del Borme deja constancia, además, de que, como consecuencia de la operación, la sociedad escindida reducirá su capital social en 66,5 millones de euros, mediante la disminución del valor nominal de cada una de sus acciones en unos 60,95 euros -el nuevo valor pasará a ser de 0,055 euros-.

Como resultado de la disminución, asimismo, indica que el capital social de la sociedad escindida quedará fijado en 60.000 euros. La escisión ha sido aprobada por el accionista único y suscrito por el consejo de administración de Ferroatlántica, añade.