La "preocupación" y la "incertidumbre" invadieron desde primera hora de ayer las oficinas del Banco Popular en A Coruña y Galicia tras hacerse pública la adquisición de la entidad por el Banco Santander al precio simbólico de un euroBanco Santander. Centenares de clientes del banco presidido hasta ayer por Emilio Saracho acudieron a las sucursales para preguntar por la situación de sus depósitos, acciones, productos como planes de pensiones o reclamaciones por las cláusulas suelo de las hipotecas. Tras recibir las explicaciones de los empleados de la entidad, salían "más tranquilos", a excepción de aquellos que tenían títulos del banco en propiedad, visiblemente afectados tras enterarse de que perdían toda su inversión.

La incertidumbre y la preocupación también se hacía evidente en la mayoría del personal y, en muchos casos, por partida doble: por el temor a un nuevo ajuste de plantilla ante las duplicidades que genera la integración en el Santander y porque muchos de los trabajadores eran también accionistas del banco tras acudir a las últimas ampliaciones de capital del Popular.

"Está todo perdido, todas las acciones que tenía desaparecen, solo me queda recurrir a la vía judicial si quiero recuperar algo. Tras más de 40 años como cliente, me siento engañado. Los depósitos están garantizados, el problema son las acciones...", relataba un cliente visiblemente afectado, que no quiso precisar los títulos que tenía en cartera, a su salida de la sede del Banco Pastor en A Coruña.

Otro usuario de la entidad, que tenía contratado un plan de pensiones, salía "más tranquilo" una vez que los trabajadores le explicaron que ese producto estaba garantizado y que no perdería su cobertura. Pese a todo, se solidarizaba con los accionistas y con los empleados. "A los accionistas los han atracado y los empleados están muy preocupados, temen por su trabajo. Estuve antes en la oficina de Matogrande y sus caras lo decían todo", indicaba Antonio Miño, un ingeniero técnico industrial ya jubilado.

Ante la sede del Banco Pastor, algunos clientes mostraban también su preocupación por el futuro de la Fundación BarriéFundación Barrié, que está justo en el edificio de enfrente. "Esperemos que no peligre su actividad, muy importante para la sociedad", apuntaba Javier Arrojo, jubilado que trabajó hasta 1989 en la entidad gallega que en 2011 se integró en el Popular. "El error estuvo en la gestión. Su estrategia se centró en el sector del ladrillo, primero en el Pastor y después ya el Popular en su conjunto, y ahora se ven los resultados", añadía Arrojo.

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La entrega del Popular al Santander liquida el Pastor y deja en el aire la Fundación Barrié

Entre los clientes "preocupados" por el cambio de escenario en la entidad financiera están también muchos que han reclamado la devolución de las cláusulas suelo cobradas de más y que temen que este asunto "pase a un tercer o cuarto plano" para el banco y se dilaten los plazos, con lo que prevén tener que acudir "irremediablemente" al juzgado.

Los empleados, por su parte, se encontraron con una mayor carga de trabajo, para informar a los clientes, y el malestar por la incertidumbre sobre su futuro. Su trabajo vuelve a estar "en el alambre" apenas unos meses después del último ERE aplicado por el Popular, que se cerró a finales de 2016.