La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) calcula que las pensiones registrarán una significativa pérdida de poder adquisitivo, de hasta un 30% para los jubilados más longevos, con el actual índice de revalorización incluido en la reforma de 2013, por lo que propone como alternativa bajar la pensión inicial, pero manteniendo constante su poder adquisitivo a lo largo del tiempo.

El actual índice de revalorización limita la subida de las pensiones por arriba y por abajo en función de los ingresos y los gastos del sistema. Dada su situación de déficit, las pensiones llevan cuatro años consecutivos subiendo sólo un 0,25% cada año, el nivel mínimo previsto en esta fórmula de revalorización.

Como Fedea calcula que el sistema seguirá en déficit hasta 2061, las pensiones están condenadas a subir un 0,25% anual hasta entonces, con las consiguientes pérdidas de poder adquisitivo para sus perceptores, una situación que, además, resulta "políticamente insostenible". Por ello, entiende que podría ser "más satisfactorio" que el ajuste en el gasto de pensiones que actualmente se efectúa a través del índice de revalorización se realice bajando la pensión inicial y manteniendo su poder adquisitivo "más constante".