A pesar del evidente potencial, la última planta en la comunidad para la producción de electricidad con biomasa se construyó en 1998, según los registros del Instituto Enerxético de Galicia (Inega). Hace, por tanto, casi dos décadas. La central Bioallarluz, ubicada en la localidad ourensana de Allariz, pertenece a Norvento. Con 2,3 megavatios (MW), es todavía hoy una pionera en el consumo de biomasa forestal primaria y sirve de centro de I+D para que la compañía gallega pueda ensayar la combustión de diferentes tipos de restos del monte, su uso también en cogeneración y la valorización de las cenizas como fertilizante. El sector era una de las grandes promesas para el desarrollo de las renovables en Galicia, pero al concurso que la Xunta lanzó en 2010 para nuevos proyectos le pasó lo mismo que a la puja eólica. Las instalaciones seleccionadas no arrancaban y el fin de las primas a las fuentes limpias acabó por dejarlas en el olvido. Ahora irrumpe con fuerza un proyecto que definitivamente va a desbloquear la situación. Greenalia, antes bajo el nombre de Renova, está en trámites para la construcción de una central de biomasa de 49,913 MW. El proyecto cuenta con una inversión de más de 100 millones de euros y se convertirá en la mayor planta de este tipo en Galicia.

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