Ángel Ron, presidente del Banco Popular entre 2004 y el pasado 19 de febrero, reprochó ayer a su sucesor, Emilio Saracho, que hubiese seguido una estrategia deliberada de depreciación de la acción de la entidad financiera para facilitar su venta como solución a los problemas del banco sin percatarse de que contribuir a la caída de la cotización terminaría por generar un efecto pánico en los ahorradores.

Según la tesis de Ron, Saracho, profesional con gran experiencia en banca de inversión (trabajó en Chase Manhattan Bank, Banco Santander de Negocios, Goldman Sachs y J. P. Morgan) y acostumbrado por ello a tratar con grandes clientes institucionales, habría aplicado una receta totalmente errónea e inadecuada en un banco comercial, basado en el negocio minorista y fundamentado en la confianza de millones (cuatro millones en el caso de Popular) de pequeños ahorradores.

Saracho, que cesó en el cargo el 7 de junio, tras la intervención y expropiación del Banco Popular por el Mecanismo Único de Resolución banca de la UE (MUR) y su venta por un euro al Banco Santander, afirmó ayer que intentó evitar que Popular fuera intervenido y vendido por un euro, lo que supuso la pérdida de su inversión para los accionistas y para los titulares de deuda subordinada y bonos convertibles. Saracho opinó que estos inversores "están en su derecho" de plantear reclamaciones por el deterioro patrimonial sufrido y de demandar ante los tribunales al consejo de administración que él presidió y contra los anteriores gestores, según informó Europa Press.

Saracho (Madrid, 1955), que desembarcó en el Popular procedente de J. P. Morgan, eludió comentar las críticas vertidas por su antecesor, Ángel Ron (Santiago de Compostela, 1962), un directivo formado en la banca minorista. Ron declaró ayer al portal El Independiente: "Cada vez que Emilio Saracho hacía una declaración, el valor de la acción se venía abajo. La depreciación de las acciones está directamente vinculada al proceso de resolución". El Banco Central Europeo (BCE) también invocó la fuga de ahorradores como causa que precipitó la intervención.

El banquero gallego, artífice de la absorción de Banco Pastor en 2011, alegó que la crisis de confianza "se genera porque se había metido mucha presión a la clientela y a los accionistas, y la crisis de confianza del mercado se traslada a las oficinas, lo que no había pasado antes de la llegada de Saracho". Según Ron, Saracho "decía que la acción estaba cara, que había que hacerla caer, aunque fuese a costa de asustar al mercado y a las instituciones" para "meter presión a los supervisores y al poder político para que le facilitasen una operación corporativa". "Yo le advertí que esa estrategia era muy peligrosa", señaló Ron, que sospecha que "accionistas significativos se lucraron apostando a la caída del Popular en Bolsa".

El exdirectivo tampoco ahorró en críticas contra la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que esta semana decidió abortar las compras especulativas de Liberbank para frenar un efecto contagio, aunque no hizo lo mismo con el Popular. "Me deja perplejo. No entiendo que se suspendan en un caso y no en el otro", dijo al mismo medio. Sobre un posible proceso penal contra la antigua cúpula de la entidad, Ron aseguró que Popular "no es Bankia, un banco que quiere salir a Bolsa, cuenta una cosa y el mercado no lo cree, aunque hay presiones de toda naturaleza para colocarlo". "Aquí hay banco cotizado con 90 años de historia, que siempre fue transparente y pasó las auditorías sin salvedades", sentenció.

Entretanto, el Santander estima que el procedimiento de suscripción preferente dirigido a accionistas minoritarios e inversores institucionales para acometer una ampliación de capital de 7.000 millones de euros que cubra el capital de Popular se ejecutará en un plazo máximo de dos meses. Así lo indicó la presidenta de la entidad, Ana Patricia Botín, en una carta remitida a los accionistas.