Si el Santander no recapacita, Banco Pastor desaparecerá en unos meses. El banco todavía existe con su ficha diferenciada para Galicia, 1.000 empleados y 206 oficinas, pero desde el 7 de junio, fecha en la que el Mecanismo Único de Resolución europeo intervino el Popular y se lo adjudicó al banco de Ana Patricia BotínPopular, forma parte del Santander y los planes de la nueva jefa son asimilar todas las sucursales compradas en el paquete a su marca. El Pastor vuelve a integrarse y diluirse -como en 2012 hizo con el Popular, que luego mantuvo la marca- en un grupo mayor.

Escribe así el epílogo de un banco que en 2016 cumplió 240 años y que, según expertos y trabajadores, forjó su crisis hace casi quince años, a partir de noviembre de 2002, con un ambicioso plan de expansión que acabó por lastrarle con el devastador peso del ladrillo.

Esa fue la fecha en la que el Pastor, presidido por José María Arias, pero aún en vida de su tía Carmela Arias y Díaz de Rábago, condesa de Fenosa, contrató como consejero delegado a Fulgencio García Cuéllar, que hasta hacía pocos meses había ocupado esa misma responsabilidad en el Popular.

"Nos lo vendieron como un fichaje y la política del banco cambió radicalmente; de ser prudente, gestionar sobre todo depósitos y no hacer operaciones arriesgadas, pasamos a todo lo contrario", relata el portavoz de UGT, Javier Castro. Pero como reconoce el propio Castro, más que un fichaje, el Pastor lo recuperó tras prejubilarse del Popular por desavenencias con los máximos directivos, Luis y Javier Valls.

Con García Cuéllar como consejero delegado y vicepresidente, a principios de 2003 el Pastor diseñó un plan estratégico para duplicar su tamaño en tres años y abrir 120 oficinas, llegando así las 500. El propósito era "ser un banco mediano de implantación nacional", según decía entonces la entidad de los Arias.

El directivo procedente del Popular lo cumplió en sólo dos años y en mayo de 2005 dejó la primera línea ejecutiva de la entidad con ese brillante currículum. Pero el que era presentado entonces como "el autor del cambio del Popular en los últimos diez años", sembró cierta conflictividad social dentro de un banco familiar, según fuentes sindicales. Su paso atrás, de primer ejecutivo a figurar sólo como vocal del consejo de administración, duró unos meses, tras los cuales, el directivo abandonó también el Pastor.

"Nos cambió el paso y la verdad es que el crecimiento fue exponencial, pero a base de grandes inversiones en créditos a la construcción", explica Javier Castro. El economista y experto en reestructuraciones y concursos de acreedores, Xosé Antón Pena Beiroa, advierte de que un crecimiento tan grande en tan poco tiempo sólo puede lograrse "con un pelotazo".

García Cuéllar no sólo llegó al Pastor con la experiencia del Popular, sino también con su propio equipo. Las relaciones entre la familia Valls y los Arias llegaron incluso a tensarse a finales de 2003, cuando el banco coruñés fichó a una treintena de empleados del Popular de un total de 125 contrataciones para sustentar su plan de expansión. El primero de aquellos fichajes fue Jorge Gost Gijón, director regional de Banco Popular en Madrid, que fue designado responsable de la red comercial en mayo de 2003. El Popular llegó a acusar a García Cuéllar de "competencia desleal", tal y como publicó entonces El País porque al abandonar el banco había firmado una carta que le comprometía a no llevarse personal ni clientes. Junto con estas incorporaciones, pasó el 12% del personal de los servicios centrales del Pastor a labores comerciales.

Gost sucedió a García Cuéllar como consejero delegado en mayo de 2005 y la entidad presentó el relevo como algo natural una vez cumplido el plan estratégico, dado que el fichaje del directivo madrileño tenía "fecha de caducidad".

Así fue como el Pastor empezó a parecerse cada vez más al Popular y a compartir sus problemas y los orígenes de los mismos; la elevada inversión en créditos inmobiliarios y la también abundante cartera de activos adjudicados. Ni Ángel Ron, por entonces presidente del Popular, ni José María Arias, líder del Pastor, se referían a ese lastre cuando en octubre de 2011 presentaron la fusión como una unión "natural" entre dos bancos "con un mismo perfil cultural y empresarial". Un perfil que acabó por llevarles a la ruina.