El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, acudió ayer al pleno del Parlamento para hacer frente a las acusaciones de inacción de los grupos de la oposición ante la venta del Banco Popular y de sus activos gallegos al Santander, que tanto impacto dejará en la comunidad, por el empleo que aquí tiene y por los miles de accionistas (60.000 antes de la última ampliación de capital) que perdieron todo su dinero con la intervención del banco. Tal vez por eso, el titular de la Xunta reveló ayer y no antes que trasladó por carta a la presidenta del Santander, Ana Patricia Botín, las demandas de su Ejecutivo: mantener la marca en Galicia, lo que reducirá el impacto sobre la posible pérdida de empleos -existen alrededor de 1.000 puestos del Popular y 600 del Pastor en 113 concellos con solapamiento de oficinas, según Feijóo- y buscar una solución para los accionistas.

Feijóo explicó que la dirigente del Santander le envió una carta y hasta le telefoneó para asegurarle que lo "estudiará". "Los empleados del Popular-Pastor no tienen ninguna responsabilidad, a muchos se les obligó a comprar acciones, que ahora valen cero y sus puestos peligran; segundo, que se mantenga la marca Pastor porque beneficia a los trabajadores; y tercera, que se abra una pieza separada para ver cómo indemnizar a los accionistas", resumió Feijóo sobre sus reclamaciones en respuesta conjunta a los portavoces de En Marea, Luís Villares, y BNG, Ana Pontón.

El mantenimiento de la marca Pastor en Galicia es de hecho una de las primeras demandas que los trabajadores de las dos entidades han planteado ante sus nuevos jefes, porque entienden que así será más fácil mantener el empleo y porque además muchos clientes se identifican con ella y en caso de desaparecer, abandonarán la entidad, tal y como ayer explicaron durante una reunión con los diputados de En Marea y el BNG. Pero en los primeros contactos a los que el banco presidido por Ana Patricia Botín envió a un representante, la entidad sólo dejó clara una cosa; que el único rótulo que tendrán las oficinas del grupo Popular que sobrevivan a la reestructuración será el de Banco Santander.

El presidente de la Xunta defendió analizar la compraventa de acciones del Banco Popular, matriz del Pastor, antes de que la entidad fuese liquidada y cayese en manos del Santander, una operación en la que más de 60.000 pequeños accionistas gallegos perdieron sus ahorros. El valor de cada título pasó a ser cero. "Hay que investigar, como mínimo, las últimas ampliaciones de capital".

En Marea y BNG acusaron a Feijóo de inacción ante la certificación del fin del sistema financiero gallego. Aunque el Pastor fue adquirido por el Popular hace seis años, su marca se mantenía operativa. Villares censuró el "capitalismo de amiguetes" que ha provocado que el Estado pierda 60.000 millones de euros en ayudas a la banca y exigió una investigación sobre la retirada de 7.000 millones del Popular días antes de su caída, al tiempo que comparó al Santander con el eucalipto por reducir la diversidad del sistema financiero. "¿Estará de lado de las mayorías o de la estafa de los bancos?", retó a Feijóo.

Pontón blandió un euro para denunciar el coste de la compra del Popular por parte el Santander, obviando su provisión de alrededor de 7.000 millones para digerir la operación. "¿Dónde estaba usted mientras se ponía en marcha la liquidación del Pastor?", se preguntó. Le afeó a Feijóo que, durante sus nueve años de gobierno, Galicia se quedó sin entidades propias. "Caixa Galicia, Caixanova, Banco Gallego, Banco Pastor... No queda nada. Es su excelente currículum", le espetó, a lo que Feijóo alegó la crisis mundial y la gestión del bipartito en su tutela de las cajas.

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