El expresidente de Novacaixagalicia Julio Fernández Gayoso salió ayer por la mañana de la prisión de A Lama (Pontevedra) después de que la Audiencia Nacional dictase la providencia que decretó su puesta en libertad para colaborar con la Fundación Asociación Érguete Integración de asistencia a personas en exclusión social y drogodependencia. El exdirectivo de la caja gallega se incorporará a sus tareas de voluntariado social en Érguete a lo largo de la próxima semana, después de pasar el fin de semana en su casa de Canido (Vigo), "tranquilo y muy contento de reencontrarse con sus nietos", según explicaron sus familiares.

La presidenta de la Fundación Érguete, Carmen Avendaño, explicó que Gayoso colaborará desde la semana que viene con esta entidad, si bien todavía no está cerrado el día de inicio, pero se prevé que sea "entre el martes y el miércoles". Avendaño incidió que el exdirectivo de la caja gallega realizará tareas "similares a las que han hecho todos los que participado en este programa de reinserción de presos, que lleva activo desde hace 32 años". Entre otras cuestiones, Fernández Gayoso se encargará de servir desayunos -se atienden al día a entre 60 o 70 personas en riesgo de exclusión-, prestar ayuda en el ropero y lavandería, y de elaborar escritos como solicitudes o convocatorias.

Dicen sus cercanos que Julio Fernández Gayoso tardó muy poco en acostumbrase a la cárcel. A pesar de su edad -cumplirá 86 años en diciembre- y de una vieja dolencia en la espalda que despertó durante su estancia en A Lama y que ayer se notaba en su salida del centro penitenciario a primera hora de la mañana. Encorvado, del brazo de su abogada, el banquero mantuvo la misma tranquilidad con la que, según su entorno, pasó estos casi siete meses en prisión hasta que José Luis Castro, magistrado del juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, dictó el lunes el auto que le permitió salir a la calle y cumplir su deseo "de reencontrarse con su familia, especialmente sus nietos". "Bueno, Julio, hasta que volvamos a vernos", se despedía el preso de confianza que estuvo pendiente de él todo este tiempo y que se encargó de sacar sus pertenencias hasta el coche donde le esperaban sus dos hijos. Ambos mantuvieron una pequeña conversación. Fernández Gayoso aprovechó el momento para agradecerle su ayuda. "De nada", respondió el acompañante.

A su llegada a casa, Julio Fernández Gayoso permanecía "tranquilo y relajado". "Muy contento", contaron sus familiares, de volver a estar con sus nietos. Lo único que pidió fue comer "un poco de pulpo y una tortilla de patatas". Tres días después del auto en el que el juez Castro esgrime su "avanzada edad" y "el delicado estado de salud", junto con el arrepentimiento de los hechos y el abono de la responsabilidad civil, la Junta Penitenciaria de A Lama ratificó en su reunión del jueves la flexibilización del grado de preso de Gayoso -que sigue siendo de segundo grado, un reo común- para permitirle dormir en casa y realizar labores de voluntariado en la Fundación Érguete. Fernández Gayoso ingresó en la cárcel de A Lama el pasado 16 de enero tras la decisión de la Audiencia Nacional de ejecutar la sentencia que le condenaba a dos años como cooperador necesario en el cobro de las prejubilaciones millonarias de la antigua caja de ahorros fusionada. La Fiscalía se negó entonces a otorgarle el tercer grado y volvió a ponerse ahora.