El mercado laboral encuentra una nueva división. Si hasta ahora los contratos temporales y los indefinidos representaban sus dos caras, a esta clasificación hay que sumarle un nuevo miembro: los trabajadores fijos discontinuos. Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el número de empleados gallegos que cuentan con un contrato de este tipo se ha disparado hasta las 11.600 personas, el nivel más elevado de toda la serie histórica que arranca en el año 2009.

En los últimos tres meses, hasta 2.700 trabajadores han pasado a engrosar este listado, lo que representa un repunte del 30,3% respecto al mes de marzo. De hecho, su peso sobre el total de empleos indefinidos se ha duplicado desde el 0,92% que marcaba en el tercer trimestre de 2012 hasta el 1,94% que representa en la actualidad. Tanta es la fuerza que están cobrando en los últimos años que, de los 6.300 empleos indefinidos que se han creado en los últimos tres años en la comunidad, 2.500, prácticamente la mitad, han sido fijos discontinuos.

Algunos de los sectores en los que toma fuerza la presencia de este tipo de contratos son el turístico, el transporte escolar o, de manera más específica en la comunidad, el conservero. Nacho Couñago, de UGT, resalta el elevado uso de este tipo de contratos en el sector de la conserva "por las necesidades que surgen por la disponibilidad de materia prima". "Durante las campañas de la sardina o el mejillón se necesitan más trabajadores", recalca. Esta situación, al producirse de manera periódica todos los años abre la puerta a la figura laboral del fijo discontinuo, que sabe que será llamado por la empresa en cuanto se reanude la actividad.

Buena parte de este uso en el sector conservero, en el que la plantilla es mayoritariamente femenina (alrededor de un 70% del total) se traslada a las cifras divulgadas por el Instituto Galego de Estatística (IGE). Según el organismo, el 73% de los trabajadores indefinidos discontinuos en Galicia son mujeres, por el elevado peso del sector conservero.

Este tipo de contratos reúnen ciertas condiciones del empleo indefinido, como lo es el hecho de no tener una fecha de finalización determinada y que, por tanto, los aleja de los temporales, pero, a diferencia de lo que ocurre con el resto de indefinidos, la actividad no se desarrolla a lo largo de los doce meses del año, sino que, durante los meses de inactividad, los trabajadores tienen derecho a cobrar la prestación por desempleo. Francisco Vilar, responsable del sector alimentario de CCOO en Galicia, también observa la figura del fijo discontinuo "en las conservas y en la hostelería" y destaca los aspectos positivos de este tipo de contratación. "Otorga flexibilidad al empresario y seguridad y estabilidad al trabajador", argumenta, aunque advierte de que las organizaciones sindicales los vigilan de cerca para detectar posibles casos "de picaresca" en el uso de este tipo de contratos, con el objetivo de que no oculten otros tipos de vinculación laboral.