En medio de uno de los veranos con más conflictos de la última década -en algunos de ellos con la Xunta implicada hasta el fondo como la huelga de transporte- el gobierno de Alberto Núñez Feijóo apagó un fuego que amenazaba con arrasar la paz social y política en A Costa da Morte y Fisterra. La negativa de Augas de Galicia a permitir que Ferroatlántica vendiese sus centrales hidroeléctricas al fondo de inversión canadiense Brookfield y segregase así esta actividad energética de la de las fábricas de ferroaleaciones puso fin a la campaña de protestas que los trabajadores de Cee y Dumbría iniciaron el otoño pasado.

La guerra sin embargo sigue con frentes abiertos. Ferroglobe -la multinacional a la que desde hace dos años pertenece Ferroatlántica- dejó claro que recurriría la decisión de la Xunta, primero por vía administrativa y luego, en los tribunales. Y a la empresa amenaza con sumarse el personal de Ferroatlántica en Sabón, que se siente perjudicado por la decisión de la Xunta y exige que el conselleiro de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde, reciba a sus representantes sin descartar movilizaciones. Una petición que no ha tenido respuesta, a pesar de que Conde comentase hace semanas que el contacto era "fluido".

Ferroglobe canceló hace poco más de un mes el acuerdo laboral respaldado por las federaciones nacionales de los sindicatos UGT y CCOO, y los comités de empresa de Sabón y Silicio Ferrosolar, también en Arteixo. En él se comprometía a invertir 200 millones y crear 900 empleos en España, la mitad de ellos, en Galicia, con parte de lo que obtuviese de vender las centrales. Era lo previsible tras la insistencia de Ferroatlántica durante los últimos meses en advertir de que su proyecto estrella para el futuro -la fábrica de silicio de calidad solar en Sabón- sólo podría ejecutarse con fondos "extraordinarios".

Ferroatlántica mantiene el silencio desde que el pasado 26 de julio la Xunta reafirmó su veto a la operación con los saltos de agua, pero antes dejó claro que sin la operación, las fábricas y el empleo en Galicia se resentiría. A principios del mes pasado cuando canceló el pacto laboral transmitió a sus trabajadores que las inversiones de "desarrollo tecnológico" entre las que incluye la fábrica en Arteixo y otra en Puertollano (Ciudad Real) "seguramente se agruparán en un proyecto menor y más compacto" en una localización por determinar.

Desde entonces los representantes sindicales del centro de Sabón han enviado dos solicitudes a la Xunta para ver al conselleiro Conde que todavía no han tenido respuesta oficial y se enfrentan a continuas especulaciones y rumores sobre posibles despidos colectivos. Ferroglobe por su parte mantiene silencio no sólo sobre estos planes de futuro sino sobre su estrategia frente a la negativa de la Xunta y el recurso que anunció al día siguiente de recibir el no de Augas de Galicia.

El pasado día 24 Conde aseguró durante una visita a A Coruña que se reuniría en los primeros días de este mes con los empleados de la multinacional en Arteixo, pero de momento sigue sin haber fecha oficial. "Nos dicen que está intentando hacer un hueco en su agenda pero no hay respuesta; no sabemos nada, a pesar de que saca notas de prensa", explica un asesor sindical, que recuerda así las declaraciones del conselleiro en A Coruña y las contrapone con el desconocimiento de los trabajadores al respecto.

Según Economía, la Consellería mantiene un contacto fluido con los sindicatos desde que el grupo Villar Mir dio por extinguido el plan industrial, pero los trabajadores lo niegan e insisten en reclamar una respuesta oficial y un encuentro para evitar eventuales recortes.