El sector del automóvil visibilizó como pocos la llegada de la segunda revolución industrial a comienzos del siglo pasado. El motor de combustión y los derivados del petróleo se abrieron paso y dejaron atrás a la máquina de vapor y el carbón. Ahora, cien años después, la automoción vuelve a ser el fiel reflejo de la nueva revolución tecnológica: la llegada de los robots.

De los 34.528 robots instalados en las factorías españolas, el 55,1% se encuentran en aquellas relacionadas con la industria de la automoción, según los últimos datos de la Asociación Española de Robótica y de Automatización Tecnologías de Producción (AER-ATP). El número de unidades es prácticamente el mismo que hace cuatro años -apenas aumenta un 1,2%-, en un sector que ha experimentado un repunte en la producción de vehículos de casi un millón de unidades, hasta (2,89 millones en 2016) y el empleo.

Para afrontar el aumento de los pedidos, las fábricas han optado por incrementar el número de trabajadores en plantilla. Desde el cierre del año 2013 la plantilla de los fabricantes de componentes y de automóviles han aumentado en 41.600 trabajadores, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). En suma el sector ya emplea a 230.700 personas, un 22% más que en la época más álgida de su crisis.

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La causa, según Jesús F. Lampón, profesor del departamento de Organización de Empresas y Marketing de la Universidade de Vigo, se encuentra en que "es complicado robotizar más" el sector. El experto apunta que la industria "ha alcanzado ya casi los límites de automatización en los segmentos de embutición, soldadura y pintura desde hace tiempo" y subraya que el segmento donde tiene mayor margen de crecimiento, en el de montaje, "resulta complicado automatizar más, ya que son tareas en las que resulta necesaria presencia humana". El hecho de que la balanza a la hora de relanzar la producción se incline del lado de trabajadores ha provocado que, si en el año 2013 estaban instalados 9,94 robots por cada 100 trabajadores en la plantilla, la proporción cayese a cierre de 2016 hasta las 8,25 unidades por cada 100 empleados.

La dificultad para aumentar todavía más el grado de automatización no implica que las firmas de la automoción abandonen todo intento de seguir innovando en esta materia. Buena muestra de ello son los robots colaborativos, conocidos como cobots. Su principal novedad es que "son capaces de trabajar codo con codo con los trabajadores", destaca Diego Pérez, coordinador del proyecto Colrobot en Aimen. "Ya existen y realizan, entre otras, operaciones para garantizar la trazabilidad en el proceso de fabricacion del vehículo", resalta Lampón.