Algunos datos macroeconómicos apuntan a una mejoría de la economía española, pero hay otros que revelan que, pese a ello, aún existen muchas empresas en dificultades y que se ven obligadas a echar el cierre al no poder hacer frente a sus facturas. Y tanto A Coruña como Galicia aparecen en los primeros puestos entre las provincias y comunidades con más firmas en problemas económicos. La provincia coruñesa registró el año pasado 115 concursos de acreedores, el 44% de los contabilizados en Galicia (262), una cifra solo superada por otras seis provincias españolas: Barcelona (741), Madrid (637), Valencia (355), Vizcaya (171), Alicante (168) y Sevilla (156). Mientras, la autonomía gallega, con esos 262 procesos concursales, es la sexta de España con mayor número de expedientes, solo por detrás de Cataluña (869), Madrid (637), Comunidad Valenciana (620), Andalucía (432) y País Vasco (269), pese a caer las insolvencias un 14% respecto a 2015, cuando ascendieron a 304.

En cuanto a la ratio de concursos de acreedores sobre el total de empresas, Galicia incluso asciende un puesto, al situarse con una tasa de insolvencias del 0,13% (262, para un total de 197.538 empresas en la comunidad). Ocupa el quinto puesto, solo por detrás de País Vasco y Comunidad Valenciana (ambas con una ratio del 0,18%) y Aragón y Cataluña (0,15%), según el Atlas Concursal elaborado por el Registro de Expertos en Economía Forense, órgano especializado del Consejo General de Economistas, y presentado ayer en Santiago en el marco del XI Encuentro en Galicia de Profesionales del Derecho Concursal y Societario.

Los expertos en Economía y Derecho participantes en las jornadas reclamaron cambios legislativos para afrontar con mayor eficiencia los problemas de empresas en situación de impago o de quiebra y mejorar los procedimientos del concurso de acreedores. Los profesionales del sector destacaron que la mayoría de los procesos para hacer frente a insolvencias están protagonizados por micropymes (el 52% en 2016), por lo que la legislación debería tener en cuenta "las particularidades de la pyme y la importancia de la misma, también en el ámbito concursal, dado que la mayoría de las pymes son más bien micropymes y pequeñas empresas" y en pocos casos medianas. Por ello, consideran que la próxima reforma concursal debería distinguir entre autónomos, micropymes, pequeñas, medianas y grandes empresas, "por sus peculiaridades y diferencias".

El presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, defendió recortar los plazos del concurso de cinco a tres años, para que los acreedores puedan cobrar más rápido, e instó a revisar la posición "excesivamente ventajosa" que tienen en estos procesos organismos públicos como la Seguridad Social o el Ministerio de Hacienda.

El presidente de la asociación de economistas forenses Refor, Alfred Albiol, denunció, por su parte, que en España existe un "problema psicológico", un "estigma" hacia las personas que han sufrido una quiebra empresarial. "A nadie le gusta estar en concurso, y eso que es una palabra más suave", añadió en referencia al cambio introducido con la reforma de 2004, pues previamente el concurso se denominaba quiebra. "Sonaba mucho más fuerte", apostilló Albiol, que señaló que ese "estigma" es la causa de que España tenga una décima parte de las insolvencias registradas en Francia y esté "a la cola de Europa". Por este motivo, instó a cambiar de mentalidad para evitar condenar al "ostracismo" a los empresarios que fracasan.

El experto en derecho concursal Ramón Juega Cuesta abundó en esta idea y abogó por cambiar la percepción de la sociedad sobre los concursos de acreedores para que sean vistos "como un sanatorio y no como un tanatorio" y que se incentive la "segunda oportunidad".

Mientras, el presidente del Consello Galego de Economistas, Miguel Ángel Vázquez Taín, denunció cierta "economía sumergida" en las situaciones de impagos (de empresas que cierran y dejan a los empleados en la calle sin recurrir a la ley concursal) pues los pagos del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) superan los tramitados por concurso.