El expresidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) Juan Ramón Quintás Seoane acusó ayer a las comunidades autónomas, al Gobierno y al Banco de España de ser "cooperadores necesarios" en la gestación y la evolución de la crisis financiera por sus errores de estrategia y sus retrasos en la aplicación de medidas correctoras.

Durante su intervención en la comisión del Congreso que investiga la crisis financiera, la quiebra de las cajas y el rescate bancario, Quintás acusó a las comunidades de ser "importantes impulsoras" de las malas prácticas de las cajas y apuntó a algunos gobiernos autonómicos "que no dudaron en recurrir a la propia regulación autonómica de las cajas solo para garantizar su control frente a un grupo rival".

Quintás censuró el control político de las entidades de ahorro y acusó a las autonomías de "bloquear" las fusiones "extrarregionales", aunque fueran "razonables", por su "profunda aversión al riesgo de perder su influencia sobre la caja en favor de otra comunidad". Para Quintás, los Sistemas Institucional de Protección (SIP) fueron "insuficientes" para atajar los problemas del sector, especialmente el de solvencia.

Al Gobierno le achacó la "incapacidad" de "elaborar a tiempo un diagnóstico correcto, tanto de la expansión económica inicial como de la extraordinaria recesión que siguió". "Como sector tenemos amplio campo de multa, pero no tanto como el que hace las leyes". "No era la naturaleza jurídica de las cajas, sino comportamientos de gestores que, en ausencia de sanciones ejemplarizadoras que los reprimiesen, se extendieron peligrosamente por el sector al cobijo de la fuerte expansión económica", dijo. Quintás reconoció que "una buena regulación y supervisión" hubiera dificultado y limitado drásticamente los daños causados por la mala gestión de los administradores "e impedido la devastadora evolución en progresión geométrica que resultó en los procesos acelerados de deterioro de la solvencia". A éstas se unieron las auditoras, como colaboradoras en la creación de esta crisis, aunque con una "importancia es menor", igual que la banca comercial.

Quintás cifró el coste de esta crisis en más de 60.000 millones de euros gastados en los rescates, y a los que hay que sumar las pérdidas de pequeños y grandes inversores y empleados. Y como los inspectores del Banco de España cree que el actual sistema financiero es "peor" que antes por la "concentración bancaria" y la desaparición de las cajas, como "vector social de gran importancia".