En Greenalia tiran del humor para sobrevivir al maratón de los últimos meses con la presentación de su ambicioso plan de negocio a los inversores. Madrid, Barcelona, Vigo... "Siempre decimos que algún día tendremos que volver a llevar la empresa", ironiza Antonio Fernández-Montells, su director financiero. Tras 20 años de experiencia a partir del negocio forestal, el grupo gallego, un holding de 16 sociedades de energía, logística o biocombustibles con una facturación que este año alcanzará los 34 millones de euros, da un paso de gigante en su meta de consolidarse entre los líderes en España de la economía verde gracias a la exitosa participación en las subastas de renovables. Se midió a los grandes del sector y consiguió 49 megavatios (MW) de biomasa para la que será la mayor central en Galicia -la segunda de España- y 133 MW de eólica. De aquí a 2020 Greenalia invertirá en la comunidad más de 250 millones. Para ganar músculo, ultima el lanzamiento del primer bono verde de una pyme y la ampliación de capital que le permitirá cotizar en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB).

-¿Cómo está la emisión?

-El road show comenzó poco antes del inicio del verano y la temporada estival impidió que pudiéramos vernos con todos los inversores. Lo cerramos hace un par de semanas. Está totalmente colocado. De hecho, hemos tenido sobredemanda y pudimos bajar el tipo que inicialmente ofrecíamos.

-¿Cómo queda el cupón?

-Pasa del 7% al 6,75%. La idea es que cotice en dos semanas en el mercado de renta fija de Luxemburgo, el MTF.

-¿Y la ampliación de capital? ¿De cuánto será finalmente?

-En torno a 7 millones. No está cerrada todavía. Pero las inversiones están siendo muy buenas. Ya tenemos órdenes en firme por más de la mitad, así que es posible que vuelva a haber sobredemanda. Llegaremos a esos 6,5 o 7 millones. No necesitamos más. La semana que viene finalizamos el road show.

-Por lo que la fecha exacta de la salida a cotizar en el MAB no estará cerrada...

-Valoramos la última semana de octubre o la primera de noviembre. No depende tanto de nosotros como de los trámites, el registro... Pero será en esas fechas.

-Parece que la respuesta de los inversores está siendo buena.

-Muy buena. Están viniendo fondos de todo tipo, desde los famosos que todo el mundo puede tener en mente, internacionales y los family office. Es cierto que el mercado al que vamos genera cierta desconfianza por los últimos acontecimientos, pero Greenalia no es una empresa típica del MAB. Tenemos una cifra de negocio de 34 millones muy consolidados, cerraremos el año con un Ebitda de dos millones y ya solo eso nos posiciona en la parte alta. Pero es que además el plan de negocio está basado en unos ingresos regulados, publicados en el BOE [ Boletín Oficial del Estado], por lo que la incertidumbre es baja. Somos una empresa industrial y en el MAB hay pocas.

-¿Al MAB entonces todavía le persigue la sombra de Gowex?

-Parte de las empresas que están en el MAB tienen ciertas dificultades para cumplir su plan de negocio y eso es fundamental. Nuestro Ebitda va a pasar a 23 millones en 2021. Nos están comprando por lo que vamos a ser entonces. Estamos en un segmento de empresas en expansión porque el objetivo principal y lo que tienes que demostrar es el cumplimiento del plan de negocio. Es lo básico para nosotros.

-Con tanta inversión prevista en los próximos cuatro años, ¿son suficientes esa ampliación de capital y los bonos?

-Los ingresos regulados y garantizados permiten la financiación vía project finance, un tipo muy específico para proyectos energéticos y de infraestructuras. El proyecto es la garantía y admite, por tanto, mucha financiación. La planta de biomasa de Curtis [A Coruña] en un 75% se cubre con deuda bancaria.

-Por lo que el capital no se diluye con la ampliación...

-Era uno de los problemas a los que nos enfrentábamos. La empresa dispone de un portfolio de proyectos amplio que requiere una inversión muy importante, pero teníamos muy claro diluirnos lo menos posible por nosotros y por los inversores que entren. De ahí la emisión de bonos.

-¿No ha costado mucho convencer a la banca de que financie proyectos energéticos en España?

-Todo cuesta. Hay gente escéptica, pero el ajuste a la regulación está hecho y los bancos lo han descontado. Y no solo eso. Nuestra planta es tan eficiente que ha renunciado a la retribución, así que, aunque cambie la rentabilidad razonable, no nos afecta en absoluto. Los bancos lo entienden, eliminan el riesgo regulatorio y entonces son más favorables.

-Preveían arrancar los trabajos de la planta en octubre. ¿Están?

-El plazo de construcción son 24 meses, con los seis primeros de ingeniería. Estamos en el mes dos. La planta debe suministrar energía en marzo de 2020 y queremos acabar en septiembre de 2019 para tener esos seis meses de colchón.

-¿Fue fundamental que la Xunta levantara el límite de los 10 MW?

-Fue complicado. Era una limitación única en España. Estas plantas tienen una economía de escala muy evidente. Si fuese de 10 MW a lo mejor no hubiese sido posible renunciar a la retribución.

-Además de los 133 MW de eólica obtenidos en la subasta de renovables, su cartera de potencia supera de largo los 200 megavatios, ¿no?

-Autorizados o en fase muy avanzada tenemos 138. Pero ahora con la liberalización del sector hay proyectos en cartera para 210 más. Nos daría un potencial de casi 350 megavatios.

-¿Todos en Galicia?

-Sí, es el sitio perfecto. El recurso eólico es extraordinario y tenemos ciertas ventajas por nuestra actividad forestal, que nos permite conocer bien las zonas y a muchos propietarios de terrenos.

-Los proyectos que asumieron de Kaekias tendrán ubicación. ¿El resto también?

-Sí, todos.

-¿Van a aprovechar la reducción de tramitaciones de la futura ley de fomento empresarial del Ejecutivo gallego?

-Es fundamental. No podemos tener un sector al que no se le facilita el desarrollo. Los proyectos deben estar en funcionamiento antes del 31 de diciembre de 2019. Van antes que la planta de biomasa, aunque su subasta fuera un año y medio antes. Es necesario que las administraciones agilicen mucho el proceso de autorizaciones y permisos. El tiempo es justo.

-¿Están tranquilos por eso? Los avales son cuantiosos.

-Los hemos depositados todos.

-Es una garantía para el Estado y un riesgo para las empresas si no tienen atado el cumplimiento de plazos.

-Nuestra ventaja es que tenemos esos 138 MW autorizados o casi. Más de lo que recibimos en subasta. Para 2019 no tenemos ninguna incertidumbre.

-¿Los acometerá Greenalia en solitario? En el sector se están negociando alianzas.

-Es cierto que el sector está un poco agitado. Hemos recibido ofertas de todo tipo, algunas muy interesantes y estudiamos todo. Pero nuestro ánimo, como con la planta de biomasa, es mantener el 100% de la propiedad durante los 25 años de vida útil. Ni venderlos ni meter socios industriales o financieros.

-¿Qué calendario tienen? .

-La construcción de los parques empezará a finales del próximo año o principios de 2019. Entre el segundo y tercer trimestre del año que viene nos pondremos con la financiación.