Cepsa prevé que la demanda de productos del petróleo, gasolina y gasóleo, siga teniendo un papel predominante en el transporte en 2030, frente a la pujanza amenazante del vehículo eléctrico, que apenas representará un 5% de la flota mundial de coches en ese horizonte. La petrolera prevé que los combustibles de combustión sigan copando el 85%.