El ministro de Finanzas luso, Mário Centeno, fue elegido ayer presidente del Eurogrupo gracias a su papel en la recuperación económica portuguesa y a la decisión del Partido Popular Europeo de no presentar a un candidato propio, pues ya preside las principales instituciones comunitarias.

El político luso asumirá el cargo por un periodo de dos años y medio y sustituirá al actual jefe del Eurogrupo, el exministro de Finanzas holandés Jeroen Dijsselbloem, cuyo mandato expira el próximo 13 de enero. Centeno se impuso en la segunda ronda de una votación secreta a su colega luxemburgués, el liberal Pierre Gramegna, mientras que los otros dos candidatos al puesto, el titular eslovaco, Peter Kazimír, también socialista, y la ministra letona, Dana Reizniece-Ozola, se habían retirado tras la primera ronda de votación.

"Yo solo seré el presidente del Eurogrupo, porque el gran trabajo debe ser hecho por todos los Estados miembros del euro, la Comisión (Europea), todas las instituciones europeas. Estoy listo para trabajar con ellas, para formar consenso", afirmó Centeno en su primera declaración tras ser elegido.

El nuevo presidente del Eurogrupo dijo que es un "honor" asumir este puesto por la "relevancia de la tarea" que tienen por delante los países de la eurozona, que se centrará en "preparar mejor" sus economías de cara al futuro.

El miembro del Gobierno socialista portugués liderado por el primer ministro, António Costa, figuraba entre los predilectos para suceder a Dijsselbloem desde que a principios de año el holandés insinuara en declaraciones al diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung que los países del sur del área del euro derrocharon dinero en "copas y mujeres". Esas palabras generaron duras críticas y peticiones de dimisión, en particular, desde España, Portugal e Italia, y el nombre de Centeno empezó a sonar como sustituto del neerlandés.

Ya en mayo reconoció que no cerraba "las puertas" a la presidencia del Eurogrupo. El jueves pasado, cuando Centeno confirmó que se postulaba para el cargo, afirmó sobre sus posibilidades de éxito que, aunque "nunca está todo preparado o decidido", la "robustez de la política económica y presupuestaria en Portugal" le daban "confianza". Lo cierto es que Lisboa ha conseguido salir del procedimiento por déficit excesivo en 2017 al situar el indicador por debajo del 3 %, el desempleo ha descendido hasta el 8,5% en el tercer trimestre del año y el PIB aumentó su crecimiento en los últimos ejercicios, desde el 0,9 % en 2014 hasta el 1,8 % en 2015 y el 1,5 % en 2016.