Las alarmas están encendidas de nuevo en la factoría de Alcoa en A Coruña a la vista del endurecimiento de las condiciones de la próxima subasta eléctrica, que se desarrollará a partir del lunes en Valladolid y en la que las industrias con gran consumo eléctrico -como Alcoa o Ferroatlántica en el caso gallego- pujarán para abaratar su factura de la luz a cambio de ofrecer el servicio de interrumpibilidad (la disposición a desconectarse del sistema en caso de sobrecarga o que haga falta liberar electricidad para otros usos ).

Según ha podido saber este diario, saldrán a subasta ocho lotes de 90 megavatios (MW), los que más interesan a la aluminera estadounidense, para la que la factura de la luz supone en torno al 40% del coste de producción. Son dos menos que los que salieron a puja el año pasado y los sindicatos temen que las plantas de A Coruña y Avilés (Asturias) salgan mal paradas y se queden sin ninguno de estos grandes lotes, que sí tuvieron este año. Alcoa amenazó con el cierre de ambas plantas en 2014Alcoa, tras no conseguir ninguno de esos grandes paquetes de potencia en la primera puja, que fueron en aquella ocasión para el complejo aluminero que tiene en San Cibrao (Lugo), que aspira a cuatro bloques de 90 MW.

Una portavoz de Alcoa admitió de forma lacónica la evidencia -"sí, son menos lotes que el año pasado"- y explicó cuál será la postura de la multinacional: "La compañía tiene la intención de concurrir a la subasta con el objetivo de obtener el mayor valor posible de interrumpibilidad para garantizar la actividad de las tres factorías españolas". Sin más comentarios.

La subasta de interrumpibilidad es fundamental para el sistema productivo de las grandes industrias metalúrgicas y siderúrgicas asentadas en España y, especialmente, para Alcoa. La interrumpibilidad es un producto que venden estos grandes consumidores de energía al ente regulador de la energía estatal, Red Eléctrica de España (REE), y consiste en la desconexión de la línea eléctrica de las fábricas con el fin de reconducir posibles caídas de tensión en consumidores comunes.

Las condiciones para repartir esos bonus eléctricos han cambiado este año. La próxima subasta eléctrica, que se desarrollará entre el lunes y el viernes de la próxima semana, tendrá un periodo de vigencia de solo cinco meses, en vez de un año como venía siendo habitual. Es considerada una "subasta de transición", el paso previo al nuevo marco energético que está diseñando el Gobierno de Mariano Rajoy y que mantiene en ascuas a los trabajadores de Alcoa, la compañía más afectada por el coste de la electricidad. Pero esas medidas son aún una incógnita y ni siquiera está descartado que puedan celebrarse más subastas durante la temporada eléctrica de 2018.

La Secretaría de Estado de Energía publicó el lunes la resolución por la que se aprueba el requerimiento de potencia interrumpible a colocar en el proceso de subastas. Las previsiones apuntaban a que saldrían a la puja entre seis y diez bloques de 90 megavatios. El operador del sistema propuso a principios de diciembre sacar a subasta nueve de esos grandes lotes y la Secretaría de Estado de Energía ha decidido que sean finalmente ocho. Así, según el documento al que ha tenido acceso este periódico, las empresas podrán pujar por ocho bloques de 90 MW y por 376 bloques de cinco megavatios.

La planta coruñesa de Alcoa permanece en la cuerda floja desde que los bonus eléctricos se empezaron a distribuir mediante el sistema de subasta. Éste, además, está en el punto de mira de Europa. Como informó este diario, la Comisión Europea investiga a varios países miembros, entre ellos España, por los sistemas de pagos por capacidad a determinadas compañías de gran consumo eléctrico en la presunción de que puedan suponer ayudas de Estado no autorizadas. Entre esos mecanismos se encuentran los incentivos por la interrumpibilidad.

La propia Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) también dio hace unas semanas un tirón de orejas al PP por su propuesta para modificar la configuración del sistema de la interrumpibilidad de la demanda eléctrica en el sentido de que se queda "corta" en cuanto a estímulo de la competencia.

Alcoa llegó a amenazar con el cierre de las factorías de A Coruña y Avilés, tras la primera subasta eléctrica de este tipo, y desde entonces viene alertando de que para continuar con su actividad en España precisa un marco energético estable. Pero éste no acaba de ver la luz. En vísperas de Navidad, vuelve a encenderse la luz roja en la factoría del polígono de A Grela, donde parecen condenados a no comer tranquilos el turrón ningún año.