Tan ocasional como persistentemente aparecen datos relacionados con las diferencias entre las ganancias medias salariales de hombres y mujeres. Cuando todas las estadísticas -sin fallo- apuntan en la misma dirección, también sin fallo podemos afirmar que tenemos un problema. O muchos.

Estas estadísticas se basan en un informe, la Encuesta de estructura salarial, que tiene un retardo importante en su publicación. Por tanto, cualquier medida correctora llega tarde, porque esa desigualdad habrá operado al menos un par de años más y, al tiempo, corregiría factores que probablemente ya habrán variado. La heterogeneidad de factores revela una casuística compleja que escapa de recetas mágicas, simples e inaplicables, muy alejadas de la moda del dogma sociopolítico actual, entre la inmediatez y la inaplicabilidad. Estamos ante la punta de un iceberg de aguas revueltas provenientes de múltiples corrientes: convivimos con una segregación horizontal que sitúa a la mujer en trabajos peor remunerados; una vertical, que la relega de puestos de liderazgo; 3 de cada 4 trabajos a tiempo parcial son ocupados por mujeres; el sector servicios es la principal fuente de empleos para la mujer, frente al industrial en el caso de los hombres; el porcentaje de mujeres ocupadas en sectores de economía social, colaborativa e informal supera en mucho al de los hombres.

Las retribuciones complementarias, los pluses, son una dinámica más perversa. Responsabilidad, extensión horaria, disponibilidad, jefaturas. Complementos destinados, fundamentalmente, a los hombres. Ofrecidos, en la mayoría de los casos, también por ellos. Para ellas quedan las medidas de conciliación, diseñadas con hilo fino para que sean ellas quienes las soliciten y disfruten. Porque la conciliación aún no es cosa de todos. Y esto les impide, generalmente, la promoción en igualdad con los hombres.

Como decía al inicio de este artículo, hoy es uno de esos días en que, ocasionalmente, este problema asoma por la ventana de la realidad. Indudablemente, hacen falta muchos más días así. Porque la justicia, la democracia y los estados de derecho también van de esto. De igualdad.