La puja de primas eléctricas que el Ministerio de Energía inicia hoy en Valladolid para cubrir el servicio de interrumpibilidad de las compañías con grandes consumos eléctricos se disputa en condiciones más duras para la industria que los años anteriores: los precios de salida son más bajos, las ayudas tienen menos tiempo de vigencia (cinco meses en vez de un año) y los mismos competidores compiten por un número menor de bloques. Alcoa pugnará con Arelor-Mittal, Asturiana de Zinc, Celsa y Ferroatlántica, que ya compitieron el año pasado, por hacerse con parte de los ocho bloques de 90 megavatios (MW), los de mayor potencia -que el año pasado eran diez-. La puja descendente se inicia a un precio de 270.000 euros (frente a los 310.000 del año pasado). La aluminera aspira a hacerse con seis para repartir entre sus centros de producción: cuatro para la planta lucense de San Cibrao, uno para la de A Coruña y otro para la asturiana de Avilés. Del mismo modo, el Gobierno bajó el precio de los bloques de 5 MW, que se pagarán a un máximo de 150.000 euros (antes, 160.000).

Otra novedad en las reglas de juego de las primas eléctricas de este año es que se podrá activar el servicio de interrumpibilidad por criterios económicos. En este caso, el operador hará que entre en juego este mecanismo si es más barato que los servicios de ajuste del mercado diario. Se realizará por cantidades mínimas de 200 megavatios y máximas de 500 MW en cada hora, de acuerdo con el cumplimiento de algunas condiciones. Por otra parte, se excluye de la posibilidad de interrumpir el consumo a las instalaciones de generación hidráulica, debido a la escasez de las reservas por la sequía.