La subasta de los incentivos por prestar el servicio de interrumpibilidad -por el que las industrias electrointensivas reducen o suspenden su consumo cuando el sistema no logra atender la demanda- concluyó ayer con el reparto de algo más de 155 millones de euros. El resultado del proceso celebrado esta semana en Valladolid por el operador del sistema, Red Eléctrica de España (REE), asignó las primas para los primeros cinco meses de 2018, con una rebaja en los precios medios respecto al año pasado del 28%.

El Gobierno colocó ocho bloques de 90 megavatios (MW) con una prima media de 235.167 euros el megavatio y año, por lo que cada lote rondó los 21 millones anuales, lo que elevaría la suma total a 169,3 millones de euros. Sin embargo, como el resultado de esta puja tiene una validez de cinco meses, el presupuesto repartido por REE en estos paquetes grandes asciende a 70,5 millones. Mientras, los bloques subastados de 5 MW fueron 376, a una media de 108.245 euros el megavatio y año, lo que eleva el precio del paquete a 541.000 euros anuales y el global a 203,5 millones. Al igual que en el caso de los lotes de 90 MW, al tratarse de una subasta para cinco meses el desembolso real del Gobierno en estos productos baja a 84,8 millones.

El ejemplo de A Coruña

En el caso de la planta de A Grela, que se adjudicó 24 lotes de cinco megavatios, la remuneración de cara a 2018, teniendo en cuenta los precios medios, rondará los 5,4 millones de euros para esos cinco meses. Si hubiese logrado un bloque de 90 MW, la diferencia sería considerable: la retribución hasta mayo se quedaría en unos 8,8 millones y aún podría pujar por otros seis bloques de cinco.