Los resultados de la subasta de los incentivos eléctricos para la gran industria aún no están validados ni son oficiales pero el comité de empresa de la fábrica que Alcoa tiene en A Coruña ya ha solicitado a los directivos del grupo una reunión para analizar las perspectivas de futuro en los próximos cinco meses. Es el tiempo de vigencia de las primas repartidas desde el pasado lunes por prestar el servicio de interrumpibilidad -por reducir o suspender el consumo de energía cuando el sistema no logra atender la demanda- y los trabajadores quieren despejar cuanto antes las dudas sobre cómo afrontará la compañía ese periodo que el Gobierno califica "de transición" hacia un nuevo modelo de reparto de los incentivos eléctricos.

Las características de la subasta y los pocos datos que llegan a los sindicatos sobre los resultados obtenidos por Alcoa hacen pensar a la plantilla que la situación de la multinacional es muy similar a la de los ejercicios 2014 y 2015, años en los que la aluminera logró mantener la actividad pero con bajos índices de rentabilidad, lo que puso en riesgo su viabilidad futura. Ese escenario estuvo a punto de provocar el cierre de la fábrica de A Grela -y la asturiana de Avilés - en 2014 y derivó en que posteriormente la compañía sondease incluso la venta de las instalaciones menos rentables.