La asamblea de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) aprobó ayer las cuentas de 2016 con solo nueve votos a favor, con más de un centenar de votos posibles. A la cita faltaron los 32 asamblearios de Lugo -tras la dimisión del secretario general, procedente de esta provincia, forzada por el sector crítico en diciembre- y la mayoría de los 40 asistentes (que sumaban 75 votos) se abstuvieron por falta de datos.

La escasez de información sobre la transcendencia de las anotaciones de los auditores -relativas al inmovilizado y la tesorería- hizo que la inmensa mayoría de los votos se decantara por no apoyar directamente las cuentas. También se abstuvo, para sorpresa de muchos, el expresidente y representante de A Coruña, Antonio Fontenla, uno de los directivos más cercanos al actual máximo responsable de la CEG, Antón Arias. La Confederación de Empresarios de Pontevedra criticó la falta de transparencia, al no facilitársele previamente las cuentas y darse como única opción acudir a la sede de la patronal para consultarlas.

También hubo conflicto en el primer punto del orden del día: la aprobación del acta de la sesión anterior. "Faltan cosas", alertó el expresidente Antonio Diéter. Más de dos horas tardó la asamblea en debatir el texto sin éxito, pues al final quedó en el cajón. La división interna en la patronal gallega se agrava y no son pocos los que hablan de que las cosas "se están poniendo cada vez más difíciles" para recuperar una CEG sólida y efectiva.