Un total de 14.111 empleados gallegos de baja laboral tuvieron que incorporarse a su puesto de trabajo por orden o recomendación de la inspección médica, que tiene la potestad de dar el alta incluso a pesar de que existan informes sanitarios que justifiquen la dolencia del paciente. El año pasado, el servicio de inspección de la Consellería de Sanidade decretó el fin de la baja a 3.124 personas de forma forzosa tras analizarlos cara a cara -también puede personarse en su domicilio-, mientras que otras 10.987 altas fueron firmadas por el médico de cabecera a propuesta de las unidades de Saúde Laboral. Los motivos para tomar esa decisión parten de sospechas o certezas de fraude en la prestación o una ausencia demasiado prolongada del puesto laboral.

El absentismo cuesta a las arcas públicas alrededor de 150 millones de euros al año, según las estimaciones de la Administración, pues la prestación por incapacidad cubre entre el 60% y el 75% de la base reguladora salarial, pagada por las arcas públicas a partir de la 16ª jornada de incapacidad -antes lo abona la empresa-, siempre que el empleado cuente con un mínimo de cotización.

En plena crisis, la Seguridad Social extremó los controles en casos de trabajadores con períodos de baja recurrentes y de incapacidades que superan los tiempos medios que marca para cada enfermedad. En el caso de una gripe, por ejemplo, establece siete días; en el caso de lumbago, catorce. El período de baja laboral se computa a partir del cuarto día de ausencia del trabajador y año y medio es el plazo máximo de ausencia.

En ese contexto de control, el Gobierno incluso reforzó hace dos años el papel de las mutuasmutuas para reducir el nivel de absentismoabsentismo, permitiéndoles pedir a los trabajadores que se sometiesen a un reconocimiento y proponer su alta, si bien la última palabra siempre la tiene el médico de Atención Primaria.

El Instituto de la Seguridad Social, dependiente del Ministerio de Empleo, es el encargado de gestionar y abonar las bajas, pero el control de estas está delegado a las comunidades. En Galicia asumen esa tarea las unidades de Saúde Laboral, en las que el año pasado se contabilizaron 180.099 bajas, 2.090 más que en 2016 (+1,1%). Ese aumento es ligeramente superior al que registraron las altas, que alcanzaron las 176.932, 1.411 más que en 2016 (+0,8%). Hasta 2014 el personal que otorgaba el alta cobraba un plus, dinero extra que la Audiencia Nacional obligó a suprimir.

Durante la crisis, el absentismo se desplomó, en muchos casos por miedo a perder el puesto de trabajo en un contexto de aumento del desempleo. Según la Seguridad Social, cada mes de 2009, año en que la recesión iniciada tras la caída del banco Lehman Brothers golpeó España, se iniciaban en Galicia 19.904 bajas al mes, cifra que fue cayendo los ejercicios siguientes a 16.779, 15.162, 11.470 y 10.807. En 2014 repuntaron ligeramente hasta las 10.977, iniciando una nueva tendencia alcista, que se mantuvo en 2015 (11.708) y 2016 (12.735). Entre enero y octubre pasados, la media fue de 13.515. El dato de Sanidade de 180.099 bajas el año pasado supone una media de algo más de 15.000 casos, aunque incluye las nuevas y las que se iniciaron anteriormente, a diferencia de los datos de la Seguridad Social.

Mientras las bajas nuevas mensuales repuntan, su duración media bate récords. Entre enero y octubre pasados se situó en casi 64 días, el dato más alto desde el inicio de la crisis.