El presidente de la Asociación Eólica de Galicia (EGA), José Manuel Pazo Paniagua, se mostró ayer optimista con el futuro del sector y confió en poder triplicar el empleo actual, hasta alcanzar los 10.000 trabajadores directos, en 2030. "Queremos instalar de 300 a 400 megavatios (MW) al año, que es lo que nos hace falta para que el tejido productivo y la cadena de valor puedan funcionar", explicó el representante de la patronal eólica gallega durante unas jornadas sobre la transición del modelo energético celebradas en Palexco a iniciativa de los socialistas europeos.

Pazo Paniagua está convencido de que en el futuro próximo el eólico podrá recuperar los niveles de empleo de hace una década, cuando el negocio del viento llegó a ocupar a 5.600 personas de manera directa. El impulso vendrá de la mano de los 400 MW repartidos en 18 nuevos parques eólicos que están en tramitación en Galicia y que tendrán que estar terminados en algo menos de dos años, antes de que comience 2020.

Actualmente la generación eólica tiene un peso del 18% en el mix energético -la combinación de fuentes que cubren el sistema eléctrico- y en 2030 aumentará al 30%, según las estimaciones expuestas por el presidente de EGA. Para llegar a ese objetivo, la patronal gallega del viento pide que las administraciones pisen el acelerador para poder dejar atrás definitivamente la parálisis de los últimos años. La instalación de megavatios entre 2015 y 2017 fue de 65 anuales en España, frente a la media de 2.500 que desarrollaba el sector en el conjunto del país antes de ese parón. En los próximos doce años el sector eólico precisa instalar, según Pazo Paniagua, 1.200 MW anuales para todo el Estado y de ellos, un tercio, 400 MW, en Galicia. Además, destacó que el empleo que crea el sector es "de calidad", por "la diversificación del sector naval".

La luz, un 20% más barata

El avance de las energías renovables tiene un efecto beneficioso para las economías domésticas. La generación de electricidad a partir del viento abarata la factura eléctrica. Según los cálculos de EGA, ahora "reduce el precio de la luz alrededor de un 20%".

Otros ponentes que participaron en las jornadas coincidieron en ver la transición al modelo energético de energías limpias como una gran oportunidad para España y singularmente para Galicia, con condiciones naturales favorables para el sector eólico y, en menor medida, el fotovoltaico. También resaltaron la necesidad de acabar con la inseguridad jurídica para recuperar a los inversores extranjeros que se fueron por los vaivenes normativos que bloquearon el sector.

"Si el año pasado hubiéramos tenido una subasta de renovables homologable internacionalmente hubiéramos visto precios de 35 euros por megavatio hora, cuando está marcando 45, y hubiéramos vacunado al sector", dijo el director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), José Donoso. "No queremos primas, pero que no nos pongan barreras", apostilló, y acusó al ministro de Energía, Álvaro Nadal, por sus trabas al cierre de centrales de carbón, de querer mantener "un monopolio controlado que va contra el mercado y contra la economía limpia". Donoso pidió superar el "modelo de acelerón y frenazo" en la transición energética y dejar atrás la "inseguridad jurídica institucionalizada".