A Pescanova nunca le han faltado pretendientes. Los rechazó muchas veces: en 1995 dijo no a Unilever (con ayuda de Manuel Fraga y fondos públicos), en 2013 a la tailandesa Charoen Pokphand, en 2014 a la cervecera Damm (y sus aliados Luxempart, Ergon y KKR)... A quien no pudo negarse fue a la banca, que asumió una quita de más de 1.800 millones para no dejar caer la multinacional. Y ahora serán las entidades financieras las que consumen el segundo gran cambio de manos en las casi seis décadas que va a cumplir la pesquera. "Sí, recibimos ya ofertas por la compañía, porque es un proyecto muy bueno y porque nuestra presencia en el accionariado es temporal", constatan fuentes próximas a los bancos. Con el plan estratégico Todos a una 2016-2020 en marcha y cumpliendo objetivos, los fondos de inversión han puesto ya precio a Nueva Pescanova: "Al menos 1.100 millones de euros". Una cifra récord porque la sociedad, vástago de la vieja Pescanova (la que quebró), solo tiene dos años de vida.

No existe, según las mismas fuentes, una acción coordinada del núcleo duro de la banca para negociar la venta de la compañía, al menos de momento. "El calendario no lo hemos cambiado. Pero claro, si para la semana recibimos una propuesta muy buena...", aclaran. Otras fuentes próximas a las entidades sostienen que, aunque el calendario estimado para la desinversión arranca en 2019, en los despachos bancarios de Barcelona y Madrid sí están dispuestos a adelantarlo. "Nos exponen que Pescanova está cumpliendo el Ebitda, está invirtiendo en capex [ capital expenditures] y reduciendo riesgos", confirman los fondos. "Tiene lógica que quieran salir, la están vendiendo bien", detallan. Y los mimbres son buenos para pedir un buen precio.

Nueva Pescanova cerró 2017 con un Ebitda de unos 80 millones y los socios dan por hecho que alcanzará el objetivo de los 110 a cierre del ejercicio en curso. "Es más que razonable aplicar un múltiplo de diez a esa cifra tal y como está la empresa. Al menos esos 1.100 o 1.200 millones", ilustran en los fondos sobre el precio. La pesquera nunca alcanzó un valor tan elevado; su antigua matriz llegó a superar los 500 millones de capitalización bursátil antes de la quiebra, muy lejos de los 30 millones que vale hoy. Pero en la industria pesquera no son cifras desorbitadas. En 2015 el macroholding norteamericano Cargill pagó 1.350 millones por Ewos, referencia mundial en piensos para acuicultura; Nomad Foods abonó otros 2.600 millones por Iglo y Findus Italia; y la compra de Bumble Bee (una de las principales marcas de conservas en EEUU) costó 1.200 millones a Thai Union.

Con la deuda provisionada al completo, el dinero de la venta computará en los balances de la banca como ingresos extraordinarios. Además Nueva Pescanova tiene pendiente con los mismos acreedores el pago de 300 millones del crédito adicional subordinado, un sobrecoste en el que incurrió para convencer a bancos de medio mundo a que apoyaran los planes de futuro de las filiales en España. Esta deuda, que terminará de pagar en 2040, rebajará la quita de la banca en su rescate a unos 1.560 millones.