Si los aviones hablaran, uno de los cinco Falcon 900 que el Gobierno español utiliza en sus vuelos oficiales podría dar clases de macroeconomía y de banca. Es el que transporta al ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, en sus desplazamientos internacionales. En mayo de 2012, Guindos, desde este miércoles candidato oficial de España a la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE), prácticamente vivió en el Falcon. El ministro y su avioncito, tal y como él mismo lo llama coloquialmente, volaron día sí y día también a Washington, Bruselas, Milán, Fráncfort, Londres, París y Madrid. Había que combatir la recesión, organizar la nacionalización de Bankia y dar forma al programa de asistencia financiera a la banca española, el que, a la postre, será el principal legado del político español.

Guindos, nacido en Madrid en 1960, llegará al BCE, si la candidatura sale adelante, como ministro de un Gobierno en ejercicio. Desde 2011 está al frente de la cartera de Economía después de que el presidente, Mariano Rajoy, le propusiera esta responsabilidad el 19 de diciembre de 2011. Fue a través de una llamada telefónica de María Dolores Cospedal, secretaria general del PP, partido del que Guindos nunca ha sido militante de carné, mientras él jugaba al tenis con Iñigo, uno de los dos hijos que tiene con su mujer, Belén Liras.

Él y Rajoy se conocían de la época del Gobierno de José María Aznar, cuando Guindos era secretario de Estado de Economía, con Rodrigo Rato como vicepresidente y ministro. Rajoy ya le había pedido en el pasado, en 2004, que coordinara la parte económica del programa electoral del PP.

El nombramiento de Guindos por parte de Rajoy no estuvo exento de polémica por su experiencia previa en el sector privado. Economista por Cunef y Técnico Comercial y Economista del Estado en excedencia, entre 1988 y 1996 fue socio consejero de la sociedad de valores AB Asesores. Vendió sus acciones antes de entrar en el Gobierno de Aznar, donde ocupó diversos cargos: Director General de Política Económica y Defensa de la Competencia y secretario de Estado de Economía.

Cuando el PP pierde las elecciones, Guindos regresa al sector privado y es esa etapa la más cuestionada cuando le llama Rajoy, ya que fue presidente ejecutivo del banco de inversión Lehman Brothers para España y Portugal entre abril de 2006 y 2008. Este banco estadounidense estuvo en el epicentro de la crisis de las hipotecas de alto riesgo (subprime) y su quiebra, en 2008, disparó la posterior crisis financiera internacional.

Guindos se desmarca ahora de esta etapa y sostiene que las prácticas de Lehman en España no tenían nada que ver con las de EEUU, si bien es cierto que Guindos fue uno de los asesores de las cuotas participativas de la desparecida Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), unos instrumentos que dejaron atrapados a miles de inversores minoristas. Lehman Brothers era el asesor, coordinar global y entidad colocadora de las cuotas.

Tampoco agradó su pasado como miembro de varios consejos de administración: del Banco Mare Nostrum, hoy absorbido por Bankia; de Endesa, Logista y Unidad Editorial (era columnista de El Mundo).

Pese a estas dudas, Guindos se hizo con la cartera de Economía del Gobierno de Rajoy y como tal tuvo que hacer frente a la recesión económica, a la nacionalización de Bankia y al programa de asistencia financiera a la banca por más de 60.000 millones de euros, todos esos momentos fraguados en parte a bordo del Falcon 900. El ministro se vanagloria de haber estabilizado la economía española y de haber evitado un rescate del conjunto de la economía, que habría sido mucho peor, en sus propias palabras. El proceso ha puesto de su parte a los máximos mandatarios de la banca española (sobre todo a Ana Botín, presidenta de Santander), a excepción de Francisco González, presidente de BBVA y uno de los más críticos con el ministro.

Guindos, ambicioso, dejaría España para irse a Europa, sin poseer conocimientos específicos de política monetaria (algo que no gusta a Mario Draghi, presidente del BCE) y con el carácter de su legado aún por definir. De momento, Bankia continúa siendo un banco público, con ayudas públicas que en privado todos admiten que va a ser prácticamente imposible de devolver en su totalidad.