La empresa textil ourensana Adolfo Domínguez encadenó seis trimestres seguidos de crecimiento en las ventas después de que, a mediados de 2016, su equipo directivo sufriera una transformación con motivo de las fuertes pérdidas registradas en los ejercicios precedentes. Un cambio en el que la hija de su fundador, Adriana Domínguez, se erigió como nueva directora general de la firma en agosto del pasado año.

La diferente gestión de la textil gallega supuso devolver las oficinas a Ourense, un cambio en los consejeros radicados en el extranjero, sobre todo en México, donde cuenta con 144 puntos de venta, o la racionalización de tiendas en Japón, que han pasado de ser 30 a las actuales 20.

Toda esta reestructuración, además de acelerar el crecimiento, disparó un 62% la cotización de la compañía en Bolsa en el último año. Pese a todo, la cifra de negocios de Adolfo Domínguez sigue todavía un 44% por debajo de los mejores años de la compañía en los últimos tiempos.

La propia Adriana Domínguez fue la que anunció esta mejora de las ventas en unas jornadas organizadas por Esade ayer en Madrid, en las que señaló que, como consecuencia de un cambio en la sociedad hacia un consumo más temporal y por ello de peor calidad en el producto, la compañía también se reinventará "sin perder su alma" y "sin dejar de hacer ropa de calidad", al mismo tiempo que centrará los valores de la compañía en la comunicación más que en la propia ropa.