En 1994 el sociólogo Manuel Justel ya advirtió de que las frecuencias más altas de abstención "corresponden a las cohortes más jóvenes de electores (desde los 18 a los 25 años e incluso hasta los 30)" y no ha cambiado mucho el panorama. Tampoco en lo que concierne a los mayores: solo el 11% de los ciudadanos de más de 65 años decide no ir a votar, frente al 23% de los chavales de entre 25 y 34 años. "Son muchos votos, dan una mayoría absoluta. Nadie cuenta tanto como ellos", explica el sociólogo y profesor de Ciencias de la Educación Alberto Saco. "Por el peso específico que tienen los partidos políticos no pueden ignorarles".

A diferencia del pasado, los mayores "se mueven ahora por internet", y difunden mensajes e informaciones por distintas plataformas sociales como WhatsApp, Facebook o Telegram. Según el Informe Ditendria, Mobile en España 2017, los usuarios de más de 55 años son los que más han aumentado en número de horas que pasan conectados a su smartphone, al que dedican en torno a 45 horas mensuales. "Tienen una conciencia de colectivo y cuentan con recursos", añade Saco, para quien el peso de los jubilados en la agenda política será cada vez mayor y que las movilizaciones de las últimas semanas no han sido flor de un día. Además, los nuevos pensionistas serán, cada vez más, personas "preparadas, que han recibido educación, no ya los socializados durante el franquismo". Volviendo a Justel, una referencia en la sociología moderna, "el peso relativo de determinadas cohortes de edad tiene su incidencia en el conjunto del sistema, bien a favor de la estabilidad, bien dando oportunidades o induciendo la transformación social". La trayectoria democrática española ha rebajado por otra parte "esa propensión histórica a la pasividad política, al distanciamiento de la política y de los políticos, cultivada por los dirigentes del régimen autoritario" que caracterizaba el carácter y la actitud de los españoles más veteranos.

Para este profesor hay una señal significativa, y es que Mariano Rajoy ha abandonado su hieratismo para convocar un pleno monográfico sobre el futuro del sistema de pensiones público. "A los dos días de las manifestaciones lo estaba convocando. Nadie consigue eso", indica Saco. A juicio del economista Vicente Martín, las protestas de los pensionistas y jubilados, "que no pararán", conllevarán "una aceleración en el replanteamiento del sistema de pensiones". "No sé cómo, pero tendrán que tomarse decisiones antes de lo que pensaban", añade. Es cierto, como ha explicado el economista Santiago Lago, que las dos reformas acometidas en España (2011 y 2013) fueron las más agresivas de Europa, pero no han abordado una cuestión principal: si las pagas van a menos, ¿qué poder adquisitivo tendrá un colectivo de más de diez millones de personas en España en solo una década?

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