La visión de las autoridades sobre el diésel ha dado un giro de 180 grados tras el escándalo de las emisiones de Volkswagen. De ser su mayor aliada al promover su uso a través importantes incentivos fiscales, la Administración cambia de bando y encabeza ahora una ofensiva para reducir la presencia de estos vehículos en las carreteras. Además de las restricciones al tráfico que ya han anunciado algunas de las principales ciudades europeas, el Ministerio de Hacienda se propone acercar la tributación de este combustible a la de la gasolina para borrar su atractivo fiscal. Un fuerte ajuste que provocará que los conductores gallegos tengan que pagar 7,67 euros más cada vez que quieran llenar el depósito de su vehículo diésel.

Hasta ahora, el impuesto sobre hidrocarburos discrimina entre el diésel y la gasolina. En el caso de Galicia, donde el tramo autonómico de este impuesto está fijado en el máximo legal (4,8 céntimos el litro en ambos casos), repostar un litro de diésel implica pagar un total de 37,9 céntimos solo en concepto de impuesto sobre hidrocarburos a los que luego hay que sumar el 21% en concepto de IVA.

La carga fiscal que recae sobre el diésel es un tercio menor que la que soporta la gasolina ya que por cada litro repostado de gasolina con plomo o sin plomo de más de 98 octanos, van a parar 50 céntimos al impuesto sobre hidrocarburos (47,2 cuando se trata de gasolina sin plomo de menos de 98 octanos).

En el caso de que Hacienda decida seguir los pasos de países como Reino Unido, Bélgica o Francia e iguale la tributación de estos dos combustibles, los conductores gallegos que dispongan de un vehículo diésel tendrán que pagar 7,67 euros más en cada repostaje, de los cuales 6,34 irían a parar al impuesto sobre hidrocarburos y los 1,33 restantes, al IVA, como consecuencia del mayor precio final para el consumidor. El sobreprecio al que se enfrentarían los conductores gallegos cada vez que acudan a la gasolinera sería del 12,9% respecto a lo que pagan actualmente, teniendo en cuenta que rellenar un depósito de diésel de 50 litros cuesta hoy en Galicia unos 60 euros.

Las autoridades incentivaron en su momento el uso de vehículos diésel con el argumento de que estos consumían menos combustible sin reparar en que, por el contrario, sí emiten una cantidad más elevada de óxido de nitrógeno, que provoca cáncer y cuya elevada presencia en ciudades como Madrid ha forzado la puesta en marcha de restricciones al tráfico. Ahora, en pleno cambio de rumbo, la comunidad gallega se perfila como una de las más perjudicadas por este nuevo tarifazo. Y es que Galicia ya cuenta con los combustibles más caros de toda la Península, con un sobreprecio del 5% respecto a la media estatal y, además, el alza fiscal repercutiría sobre la mayor parte de los conductores.

Según los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) relativos al cierre del año 2016, 1,25 de los 1,92 millones de vehículos matriculados en Galicia (el 65,1% del total) utilizan este combustible para propulsarse y, exceptuando aquellos camiones de menos de 7,5 toneladas -que disfrutan de la devolución de este tributo-, tendrían que enfrentarse a unos precios un 12,9% superiores. Tan solo los conductores de Castilla-la Mancha y Extremadura se verían más afectados por esta medida. Estas dos comunidades son las que cuentan con una mayor proporción de vehículos a gasóleo, que asciende al 67,6% y al 65,6%, respectivamente.