El consejo de administración de Nueva Pescanova aprobó ayer las cuentas anuales de 2017, en las que por primera vez desde su constitución (diciembre 2015) dejó atrás los números rojos. Alcanzó un resultado neto de 298.000 euros, frente a las pérdidas de 36,7 millones del ejercicio anterior. La multinacional alcanzó un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 81 millones de euros, cifra que sobrepasa mínimamente las previsiones del plan estratégico Todos a una 2016-2020.

"La fortaleza de la nueva situación patrimonial y la reducción de la deuda del grupo gracias a la ampliación de capital garantizan -a juicio de la compañía- los recursos para la ejecución" de este programa, que implica la inversión de 125 millones de euros. La mayor parte, 42,5 millones, se destinarán a la construcción de tres arrastreros fresqueros para Namibia y cuatro marisqueros para Mozambique. Todos se construirán en Armón Vigo y Burela.

La firma no ha rentabilizado todavía los nuevos lanzamientos, centrados en el segmento convenience, con unas ventas que aumentaron un 2% respecto al ejercicio anterior. El volumen de facturación, según un comunicado remitido por la empresa, ascendió a 1.081 millones. Está por debajo de las expectativas del plan estratégico, que preveía para 2017 unos ingresos -ajustados- de 1.140 millones (un 5% por debajo).

Aunque la banca (socia mayoritaria) manifestó que no tiene prisa por desinvertir, algunas de las entidades sí han ofrecido la multinacional a empresas de la industria pesquera y fondos por 800 millones.

La ampliación de capital permitió pasar de 12 a 144 millones de euros de capital social, como se preveía en el plan de viabilidad ratificado en sede judicial. La multinacional pesquera redujo un 35% la deuda reestructurada, de manera que el endeudamiento neto a valor razonable mejoró en 2017, alcanzando 6,5 veces el Ebitda. El plan estratégico de Nueva Pescanova fija hasta 2020, entre otros retos, cuadriplicar el Ebitda en cuatro años, así como una nueva ambición comercial focalizando los esfuerzos en el denominado Big 5 (España, Portugal, Francia, Italia y Estados Unidos), la optimización de costes, la gestión de los procesos y la centralización de todas las filiales de la compañía en una sola organización vertical.

Durante el año 2017, el grupo presentó el rediseño de la marca Pescanova, renovando tanto su imagen comercial como la corporativa. Además, se posicionó como la empresa fabricante con mayor ganancia de penetración en hogares y la sexta marca que más entra en las casas de los consumidores españoles.

Por otra parte, el ejercicio pasado la compañía gallega creó una dirección de responsabilidad social corporativa (RSC), con el objetivo de multiplicar sus esfuerzos en esta materia, presente en el ADN de la empresa.