El cerco al gasóleo, principal combustible en la automoción, en el camino hacia el nuevo modelo energético que el Ministerio de Energía busca para cumplir con los objetivos de descarbonización de la economía y la reducción de emisiones contaminantes marcados por Bruselas no se queda solo el los precios para llenar el depósito. Las primeras ideas que se conocieron hace unos días sobre el comité de expertos a los que el Gobierno encargó el dibujo de los escenarios posibles en esa transición apuntaban a un encarecimiento del 28,6% para el diésel y un 1,8% en la gasolina. Se confirma. Así lo recoge el informe entregado ayer al ministro Álvaro Nadal, con el objetivo de dar alas a los vehículos eléctricos. Por eso también los sabios consultados apuestan por reducir un 6,8% el precio de la luz y por "extender ese refuerzo de la señal medioambiental a los impuestos locales afectados". O, lo que es lo mismo, endurecer la presión fiscal a los coches de gasóleo a través del impuesto de circulación.

El transporte, según el análisis, es el "principal responsable" del aumento de los gases de efecto invernadero desde que en 1990 empezaran a medirse. Los expertos son conscientes de que la principal alternativa, la de los vehículos eléctricos, supone un reto importante. Su penetración es todavía reducida y el coste, al igual que la duración de las baterías, condicionará "de modo muy destacado" su evolución. De ahí que apelen a las administraciones a trabajar desde la regulación para fomentar el salto a vehículos eficientes "sin precipitarse en medidas de gasto público que puedan generar costes no recuperables" y con "especial atención", insisten, al cambio de fiscalidad como "instrumento imprescindible" para facilitar esa transición, según recoge el informe disponible en la web del Ministerio.