El de 2017 no fue un buen ejercicio para la industria global de construcción naval: la cartera de contratación se redujo un 15% y amplió todavía más distancias con los años precrisis, cuando los astilleros de todo el mundo llegaron a alcanzar las 11.729 unidades pendientes de entrega; a 31 del pasado diciembre eran menos de 4.800, según los datos de la consultora especializada IHS Fairplay y la patronal europea Sea Europe. Pero esta ha sido una tendencia "claramente lastrada por países como Japón y Corea, cuyas carteras cayeron un 26% y 19%, respectivamente", aclara el adjunto a la CEO de Pymar, José Francisco Fernández Aparicio. Porque en el viejo continente sí hubo aumento de pedidos, sí creció el volumen de actividad y, sobre todo, porque el naval gallego escaló a la primera posición de la Unión Europea en nuevos contratos.

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