El próximo 1 de enero entra en vigor el llamado factor de sostenibilidad de las pensiones. Mediante este mecanismo las pagas de los nuevos jubilados pasarán a moverse en sentido contrario a la evolución de la esperanza de vida. Si esta última se incrementa, tal y como ha venido ocurriendo en los últimos años, los nuevos pensionistas sufrirán un recorte en sus pagas que solo en 2019 se prevé que ronde el 0,5%.

La sombra de un factor de sostenibilidad cada vez más cerca de tocar tierra ya causa temor entre los trabajadores gallegos, que adelantan sus planes de jubilación para esquivar este recorte. Solo en los dos primeros meses del año un total de 4.136 trabajadores gallegos culminaron su retiro para sortear el descenso en sus pagas a partir del próximo año. La cifra supera en un 6,1% la registrada en el mismo periodo de 2017, representando así su mayor escalada en siete años.

La tendencia es casi idéntica a la seguida en el resto de España, en donde 63.347 personas han pasado a engrosar el listado de jubilados, un 9,2% más que el año pasado, lo que supone también su mayor avance desde el 2011. Fue precisamente en ese 2011 en el que el sistema de pensiones español afrontó su primera gran vuelta de tuerca, que se materializó en el retraso, de manera progresiva, de la edad de jubilación, la ampliación de su periodo de cálculo hasta los 25 años y el endurecimiento del acceso a la jubilación anticipada. Durante aquel año, que coincidió con el punto álgido de la crisis económica y su reguero de expedientes de regulación de empleo (ERE), prejubilaciones y jubilaciones anticipadas, fueron 4.670 los trabajadores gallegos que pasaron a percibir una paga de jubilación entre enero y febrero, un 18,8% que en el mismo periodo del 2010.

La puesta en marcha del factor de sostenibilidad se aprobó en el año 2013 con el objetivo de aligerar los gastos de una Seguridad Social que por aquel entonces arrastraba con un déficit de 11.861 millones de euros. Mediante este factor, que se revisará cada cinco años (la primera en 2019), la pensión inicial pasará a estar vinculada no solo a la edad de jubilación, los años cotizados o las cuotas pagadas a la Seguridad Social en los últimos 25, sino también a la esperanza de vida. Cuanto más aumente esta, mayor será el descenso en la cuantía de la pensión inicial.

Las previsiones apuntan a que el recorte en las pensiones de jubilación se hará notar ya en el año de su entrada en vigor con un recorte de entre el 0,4% y el 0,7%. De esta forma, los nuevos jubilados gallegos, que en 2017 percibieron una pensión media de 1.164 euros al mes verían reducida la cuantía de sus pagas en comparación a si se retirasen este 2018 en 4,7 euros al mes en el mejor de los casos y en 8,2 euros en el peor de los escenarios.

La erosión de la pensión que traerá consigo el factor de sostenibilidad, que fue ideado para que la pensión se reparta entre cada vez más años a costa de unas cuantías más reducidas, será mayor a largo plazo. Por poner un ejemplo, la esperanza de vida actual para los mayores de 65 años rondaba los 21 años y un mes en 2014, el año que se tomará como referencia. Si esta se eleva hasta los 22 años y un mes (un año más), la pensión inicial de los nuevos jubilados se reducirá un 4,74%, lo que se materializaría en un recorte de 55 euros al mes y casi 775 euros al año para los nuevos jubilados.